Las escuelas funcionan regularmente y
en la ciudad se ven largas colas frente
a las panificadoras, en las gasolineras
y en los bancos. Foto ansa
Cuando todo parecía estar en relativa calma, las fuerzas fieles al líder libio Muammar Kadafi dispararon con sus armas en Misurata
TRIPOLI.- La situación en Trípoli pareció haber regresado a la normalidad, con la reapertura de muchos negocios, aquellos alimentarios y de primera necesidad, aunque en un enfrentamiento dos personas murieron y otra resultó herida de gravedad.
Cuando todo parecía estar en relativa calma, las fuerzas fieles al líder libio Muammar Kadafi dispararon con sus armas en Misurata, al este de Trípoli.
"Están todavía disparando", dijo a ANSA un testigo, mientras se escuchaban lo disparos a través del teléfono.
En tanto, permanece aún cerrado el suk cercano a la plaza Verde de Trípoli, lugar de encuentro también de fundamentalistas y considerado peligroso en este momento por las autoridades que evitan las multitudes, incluso frente a las mezquitas después de las plegarias.
Las escuelas funcionan regularmente y en la ciudad se ven largas colas frente a las panificadoras, en las gasolineras y en los bancos.
El gobierno está distribuyendo a cada familia de Trípoli 500 dinares (cerca de 300 euros) para evitar nuevas protestas en la capital.
Los únicos en salir a la plaza son los fundamentalistas islámicos.
Las milicias fieles al régimen intervienen después de las oraciones del mediodía disparando al aire con sus kalashnikov para dispersar a los manifestantes contra Kadafi en el barrio de Tajoura, escenario donde comenzó la revuelta y se registraron numerosos episodios de violencia que causaron muchas víctimas entre ambos grupos.
Según el diario Qurina (considerado antes de la revuelta cercano al hijo de Kadafi, Saif al-Islam), habría muertos y heridos.
Parece en cambio haber una tregua en Zawia, ciudad estratégica a 40 kilómetros de Trípoli cerca de la frontera con Túnez.
El gobierno, que tiene bajo asedio a la ciudad, alcanzó un acuerdo con las tribus locales. El acuerdo prevé que los rebeldes se mantengan en el interior de la ciudad, sin extender la revuelta a otras ciudades del oeste de la capital, mientras el ejército se compromete a no intervenir para calmar la revuelta con las armas.
Sobre el frente humanitario, el arzobispo de Trípoli, Giovanni Martinelli, activó la alarma sobre la suerte de unos 2.000 ciudadanos eritreos, algunos de los cuales hospedados en la Iglesia San Francesco, en el barrio de Dahra.
Los eritreos, que no pueden regresar a su patria, temen ser sospechados de ser mercenarios extranjeros y piden ayuda a Italia.
En tanto en Nalut, los manifestantes aseguran que su ciudad "está libre desde hace nueve días".
En Nalut todos los edificios que representaban al gobierno fueron incendiados, también las inevitables gigantografías de Kadafi y sobre esos lugares fue colocada la bandera libia tricolor.