En el 2008 el mandatario nicaragüense visitó Libia donde compartió una cena con el líder libano Kadafi.(foto/archivo C. Pérez)

Mandatario sandinista saluda 34 aniversario de la Gran Jamahiriya

El Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, saludó anoche el 34 aniversario de la Gran Jamahiriya (Estado de las masas), y volvió a cerrar filas con Muammar Kadafi, en medio de las condenas que ha sufrido el líder de Libia de parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de diferentes líderes de las potencias mundiales.

En un comunicado oficial, el Gobierno de Ortega también fustigó al “imperialismo”.

“En estos momentos trascendentales que vive la nación Libia, sus pueblos, usted, como líder que representa la unidad y la dignidad de cada uno de los grupos sociales que la integran, le hago llegar el saludo y el abrazo fraternal del pueblo nicaragüense, que no olvida la proclamación del Poder Popular de la Gran Jamahiriya, realizada hace 34 años, el 2 de marzo de 1977. Conmemorar este aniversario con el espíritu de lucha y de compromiso que vemos en las calles de Trípoli, es el mejor homenaje a esa histórica declaración que hoy usted y su pueblo ratifican, en plena resistencia a la intervención imperial y a los intentos de dividir sus Territorios Sagrados, para continuar desarrollando el neocolonialismo expansionista y recolonizador que persigue los recursos naturales de nuestros pueblos”, dijo Ortega.

El mandatario sandinista ha sufrido críticas nacionales e internacionales por el respaldo que ha otorgado a Kadafi.

Ayer mismo, el embajador de Colombia ante la ONU, Néstor Osorio, calificó como “escandalosa” la actitud de Nicaragua y de Venezuela, que también se solidarizó con Kadafi.

“He recibido llamadas de apoyo (de algunos países), pero no he hablado con Nicaragua o Venezuela, que ya dijeron en Ginebra que no condenan a Kadafi, lo que es escandaloso, en mi opinión”, dijo Osorio a la agencia EFE.

Pero en Nicaragua, Ortega se mantuvo infranqueable al lado de Kadafi y sostuvo que Libia vive momentos “trágicos y definitorios”.

El Presidente nicaragüense ha exigido pruebas de los supuestos ataques que habría ordenado Kadafi en contra de sus opositores y ha dicho que los países desarrollados pretenden apoderarse de los recursos naturales de Libia, en especial del petróleo.

“Nicaragua ha manifestado en todos los foros internacionales su firme rechazo a la hipocresía de las fuerzas imperiales y el reclamo de una política internacional consecuente con los derechos humanos de los pueblos que, históricamente, han sido aplastados y negados por las potencias imperiales (...) Libia vive momentos trágicos y definitorios. Nicaragua, mi Gobierno, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, y nuestro Pueblo, le acompañan en estas batallas que no sólo representan la defensa de la dignidad y de la nación y la cultura Libia, sino que son también expresión de las luchas a las que, en distintas formas, nos estamos enfrentando todos los pueblos del sur, a quienes los imperios pretenden continuar dominando hoy, con escenarios prefabricados, guerras mediáticas y el incalificable abuso de los organismos internacionales, que sólo sirven de tribuna a los intereses de la destrucción y de la muerte”, manifestó Ortega.

Kadafi busca acuerdo con tribus

Kadafi, frente a la crisis más profunda en 42 años de poder absoluto y presionado por Estados Unidos, intenta un acuerdo con las tribus que le dieron la espalda hace dos semanas y combaten contra su régimen.

En un intento de desmentir que está "políticamente muerto", como dijo el Kremlin y en el día en que la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, afirmó que Libia o se convierte en una democracia o afronta un guerra civil extensa, Kadafi decidió enviar un convoy de ayuda humanitaria a Bengasi.

La ciudad de la región Cirenaica y bastión de la resistencia contra el régimen, está ahora en manos de la oposición.

La medida, traducida al "código tribal", significa antes que nada respeto hacia las tribus y las "ashira", las familias ampliadas que tienen el poder en las zonas de su influencia.

Pero también significa que la revuelta popular en curso es un hecho interno y que los rebeldes no deben aceptar interferencias externas.

Quien conduce el convoy humanitario es un dirigente muy fiel al rais, encargado de entablar las tratativas con las tribus que se rebelaron.

En las próximas horas se sabrá si la oferta de Kadafi será aceptada. En tanto, Kadafi continúa reforzando las defensas externas de la capital.