Si adquiere una mascota, obsérvela, háblele, escúchela, acaríciela, aliméntela, báñela y cepíllela (si se puede) y verá que nunca más se sentirá incomprendido y solo
Mucha gente en el mundo puede afirmar con toda seguridad que la compañía de los animales es relajante y terapéutica. Ante nuestro perro, gato o ave preferida, podemos mostrarnos tal como somos, sin presiones, actuaciones o hipocresía y, sobre todo, sin ningún temor a las críticas destructivas.
Ellos nos aceptan y quieren con nuestros defectos y virtudes. Pase lo que pase, nos son fieles, leales, agradecidos, no se acercan por interés ni nos abandonan cuando una mala racha nos deja sin un céntimo en el bolsillo. Su compañía y amor es incondicional, por eso, no se alejan aunque les fallemos.
La amistad con los animales, aparte de ser una bonita manera de acercarnos a la naturaleza, despierta nuestra sensibilidad, ternura y nos facilita el reconocer que a los humanos nos queda aún mucho por aprender.
Sin embargo, hay que recordar que no todos los animales sirven de mascota. Incluso dentro de una misma especie encontramos que algunos pueden serlo y otros no. Por otro lado, tenemos que la afinidad con los animales es algo innato; nadie puede obligarse a querer a un perro, gato, loro, pez, morrocoy o serpiente. Ese sentimiento es espontáneo y recíproco, sin olvidar que existen individuos que tienen la sangre pesada hasta para los animales.
Cada persona se siente atraída por el animal con el que inconscientemente se identifica. Esto no quiere decir que, por ejemplo, todo el que tenga un monito en su casa, posea las características físicas de un simio o se comporte como tal. También puede suceder que el propietario adquiere y desee para sí, alguna de las características de su animalito preferido; como los ojos de su gato, la simpatía de su perico, el canto de su canario o la lealtad de su perro.
Si adquiere una mascota, obsérvela, háblele, escúchela, acaríciela, aliméntela, báñela y cepíllela (si se puede) y verá que nunca más se sentirá incomprendido y solo. Las mascotas en los niños, despiertan la ternura y el sentido de responsabilidad, además de permitirle contar con un excelente compinche y mejor compañero de juegos.
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