El polémico proyecto de construcción de una "Carretera de la Muerte" a través de la Amazonia peruana ha sufrido un importante revés tras la confirmación por parte de las autoridades de que hay indígenas aislados que viven a lo largo de la ruta propuesta.
Estas evidencias debilitan aún más el caso del sacerdote italiano que ha entablado una infatigable batalla para construir la carretera, ignorando la presencia de indígenas aislados en la zona.
El padre Miguel Piovesan entiende que la carretera es "una necesidad pública" y, a pesar de la oposición generalizada, continúa presionando al Congreso de Perú para que haga avanzar el proyecto.
Sin embargo, las nuevas averiguaciones realizadas por el Servicio de Áreas Naturales Protegidas de Perú y la organización de indígenas amazónicos FENAMAD demuestran que los indígenas aislados se verán directamente amenazados por el proyecto.
Algunas señales características, como barreras hechas con ramas quebradas para bloquear senderos cercanos a la ruta propuesta, muestran el claro deseo de los indígenas de que se los deje en paz.
De ser aprobada por el Congreso, la carretera atravesará la reserva para indígenas no contactados más grande de Perú, la Reserva Territorial Madre de Dios, y atraerá a la región a colonos, entre ellos madereros ilegales que talarán el hogar en la selva de los indígenas e introducirán enfermedades.
Piovesan insiste en que, sin la carretera, las comunidades de la región peruana de Purús perecerán a consecuencia del aislamiento, ya que "el que se aísla muere, muere en todo sentido, en todo aspecto".
Pero tres de los ministerios claves de Perú no están de acuerdo.
El Ministerio de Transportes, el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Cultura han expresado su preocupación por el bienestar de los pueblos indígenas aislados, y han calificado el proyecto de "inviable e inconstitucional".
El director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado hoy: "Estas nuevas pruebas confirman los catastróficos efectos que se producirán si sigue adelante la carretera que conecta Puerto Esperanza con Iñapari. Hay pueblos indígenas aislados que viven en el camino de la carretera, ya no se puede seguir negando este hecho. Es el momento de escuchar a las comunidades locales y a las organizaciones indígenas que se han manifestado firmemente en contra de la carretera, y encontrar soluciones alternativas al aislamiento de la región. Esta carretera causará más problemas de los que solucionará".