La población de Nueva Orleans, en Luisiana (sureste de EEUU) esta lista ante el azote de la tormenta tropical Isaac, que podría convertirse en huracán, a tan solo siete años después de la destrucción causada por el Katrina, que dejó un saldo que supera los 1.800 muertos.

El presidente estadounidense, Barack Obama, declaró el estado de emergencia en Luisiana, hacia donde se dirige Isaac, y no negó en hacer lo que si era necesario para el ex mandatario George Bush.

Esta opción gubernamental permite el flujo de dineros y ayuda federal a las autoridades locales. Obama estuvo en un encuentro con funcionarios, y el administrador de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), Craig Fugate, antes de que Isaac toque a Luisiana.

Luisiana, Alamaba y Misisipi también declararon el estado de emergencia el domingo.

El problema radica en que el el ojo de la tormenta amenaza directamente a Nueva Orleans, que el 29 de agosto de 2005 fue golpeada por Katrina con vientos que van arriba de los 178 km/h – en categoría 3 en la escala de cinco niveles Saffir-Simpson- y que fue el huracán más mortífero arrebatando más de 1.800 vidas, y el más costoso en Estados Unidos.

"Isaac está a punto de convertirse en huracán", informó el Centro Nacional de Huracanes (CNH) en su parte de las 09H00 GMT. Hay "una elevación importante del nivel del mar y de amenazas de inundación sobre la costa norte del Golfo de México", añadió el informe.