La insolencia de la procesada Karla Fariñas Fonseca, quien ayer volvió a la carga dedicándose a alterar el orden durante la audiencia del caso Fariñas, terminó por agotar la paciencia de la jueza segundo de distrito penal de juicio de Managua, doctora Adela Cardoza, quien terminó por expulsarla del recinto judicial de forma momentánea.
La expulsión de Karla Fariñas de la sala fue la culminación de una jornada caracterizada por varios incidentes irregulares, contrario a la relativa normalidad con que hasta ahora se habían estado llevando a cabo las vistas orales y públicas del famoso caso.
La jornada inició con el descubrimiento, por parte del equipo encargado de la seguridad del evento, de que un camarógrafo que había logrado “colarse” entre los periodistas haciéndose pasar por reportero “free lance” (o independiente), en verdad había sido contratado por el abogado de los hermanos Julio César y Francisco Osuna para que le filmara el juicio.
Esta situación completamente anómala, en la que el camarógrafo se hizo pasar por periodista “independiente” cuando en verdad actuaba por contrato para dicho abogado, llamó de inmediato la atención del cuerpo de seguridad, que expulsó al intruso no sin antes interrogarlo e informó de lo sucedido a la jueza.
Antes de iniciar la audiencia, la doctora Adela Cardoza llamó la atención en el estrado al licenciado Álvaro Martín Chica Larios, defensor de los Osuna, quien no supo dar una explicación clara de lo que perseguía con la filmación furtiva del juicio.
Esto llevó la jueza a dejar constancia de lo sucedido, haciéndolo público y levantando una polvareda de rumores en el palco de los periodistas. Cardoza llamó la atención sobre lo extraño de tal situación, ya que todos los abogados saben que el nuevo sistema de gestión judicial graba la totalidad de las audiencias y juicios y si los litigantes desean una copia de la grabación, no necesitan más que llevar una memoria de computadora para que al final les graben una copia.
Abogado platicón
Poco después, la judicial llamó también la atención a otro abogado defensor (Ricardo Ramírez McNally), porque no dejaba de platicar con otro colega suyo mientras un testigo deponía su declaración.
Finalmente, faltaban cinco minutos para las cuatro de la tarde, cuando la judicial ordenó a un agente policial que sacara a la reo Fariñas Fonseca del recinto judicial. La sorpresa se reflejó en el rostro de la acusada, pero en segundos adoptó una actitud retadora, sin embargo, no tuvo más que obedecer y abandonar la sala.
“Estaba en grandes carcajadas (la reo), no me dejaba escuchar los testimonios, hasta que tuve que decirle que saliera, ya le había llamado la atención a un abogado que no me dejaba escuchar, a otro abogado y después era ella, yo tengo que mantener la disciplina en el recinto y por eso mandé que la sacaran, pero como la siguiente prueba la aludía a ella ordené que la trajeran de nuevo”, explicó la jueza Cardoza.
Los incidentes ocurrieron durante la continuación del juicio en su sexto día de desarrollo, y mientras el fiscal Giscard Moraga Guillén evacuaba la prueba con una de las oficiales de policía que participó en los allanamientos realizados a las casas de algunos de los acusados.
Pese a lo ocurrido, el fiscal Moraga Guillén aseguró que logró los objetivos que se trazó para la sexta vista pública.
“Cumplí mis objetivos porque se siguieron evacuando los documentos relacionados con el allanamiento y que vinculaban a Felipe Mendoza, Henry Bermúdez, María Isabel Rayo Orellana y Guillermo Terán Caldera”, refirió el doctor Moraga Guillén.
Agregó que en el caso de Terán Caldera, el interés de los testimonios era el de validar en el juicio la fijación fotográfica que se hizo del allanamiento de su casa y la ocupación de los vehículos.
Respecto al allanamiento en el taller de refrigeración Frío Master ubicado de la Rotonda del Periodista una cuadra al este, y que ha sido relacionado en la acusación, se pretendía demostrar la relación de Juan Ramón Rostrán con Alejandro Jiménez, alias El Palidejo, quien habría alquilado el local para camuflar su actividad ilícita de caletear un sinnúmero de vehículos para ocultar droga y dinero y trasladarlos a Costa Rica.
