Camino por las calles o avenidas de la ciudad y observo que el color predominante es el negro o el blanco. Vivimos en ciudades que progresivamente perdieron el color. Aun cuando tenemos matices de grises o marrones, lo predominante sigue siendo el negro o el blanco. Asumo que este sutil descubrimiento, es parte de la entrada a la vejes, porque empezamos a ver las cosas desde otra optica. Cuando se esta muy inmerso en esos mundos interiores, en esa cultura de las prisas, no hay tiempo para detallar colores ni matices. De niño, las tonalidades verdes producto de los muchos arboles cercanos a mi casa, me impresionaban, me hacian soñar despierto. Ahora, esos mismos espacios donde jugaba y consumia las horas mas felices de mi vida, no existen. Asfaltaron e hicieron estacionamientos, construyeron alguna vivienda o local, en fin, esos "lugares encantados" solo se conservan en mi mente.
Estar inmersos dentro de una vivencia urbana no necesariamente significa castrar la posibilidad de compartir con el mundo natural. Nuestras ciudades hace tiempo que perdieron ese sentido, nos alejamos de la armonía con el entorno y privilegiamos las nuevas cuevas para vivir hechas con concreto, bloques y hormigon. El disfrute y contemplación de bosques o áreas verdes dentro o al margen de la ciudad , ya no existen o son cada vez menos.
Necesitamos acercarnos de nuevo a esa naturaleza que es el refugio también de las otras especies, la casa de todos y así poder disfrutarla, valorarla, protegerla y defenderla. Salgamos a buscar esos colores que hoy estan ausentes. No mas ciudades en blanco y negro, que nos envuelven, que nos atrapan y nos llenan de vacio, soledades y aislamiento. Que se acabe ese destino de nacer y vivir sin los colores de la vida. Volver a lo natural, es el primer principio. La Naturaleza con sus colores aun nos aguarda.
*Ambientalista venezolano.