La Asamblea General de la ONU, aprobó por mayoría una resolución no vinculante respaldando un plan de la Liga Árabe que insta al mandatario de Siria a dejar su cargo.
El conteo inicial mostró que la resolución, similar a una que China y Rusia vetaron el 4 de febrero en el Consejo de Seguridad, recibió 137 votos a favor y 12 en contra, con 17 abstenciones. Tres delegados dijeron que sus votos no se registraron en la pizarra electrónica.
Rusia y China estuvieron entre los que se opusieron a la resolución, que fue redactada por Arabia Saudita y presentada por Egipto en nombre de las delegaciones árabes en la ONU. En la Asamblea General, a diferencia del Consejo de Seguridad, no hay veto, pero sus decisiones no tienen la fuerza legal de las resoluciones del consejo.
La resolución dijo que la asamblea "apoya enteramente" el plan de la Liga Árabe e insta al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a que nombre un enviado especial para Siria. También condena a Damasco por "extendidas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos" y pide el retiro de las fuerzas gubernamentales de poblados y ciudades.
El embajador sirio Bashar Ja'afari rechazó la resolución, diciéndole a la asamblea que era parte de un complot para derrocar al Gobierno de su país y permitir a la oposición "terrorista" apoderarse de la nación.
Por otro lado el embajador de Rusia, Vitaly Churkin dijo que la resolución "refleja una tendencia preocupante (...) para intentar aislar al liderazgo sirio, para rechazar cualquier contacto con él e imponer una fórmula externa para un acuerdo político".
Diplomáticos occidentales dijeron antes de la votación que una gran mayoría a favor de la resolución aumentaría la presión sobre Assad para que cumpla con el plan de la Liga Árabe, y subrayaría el aislamiento de Rusia y China respecto del tema.
Irán, Corea del Norte, Venezuela y Bolivia figuraron entre los países que votaron en contra de la resolución y cuyos delegados expresaron apoyo al Gobierno sirio.