foto J. Cajina
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) indicó que en América Latina la tasa de desempleo masculino es de 5.8 por ciento mientras que la cantidad de mujeres sin trabajo representa un 9.3 por ciento.
Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2008 reveló que a nivel global, durante el 2007 la proporción empleo/población fue de 49.1 por ciento para mujeres contra 74.3% para hombres.
Aunque en la actualidad las mujeres juegan un rol más participativo en diversos sectores de la sociedad aún persiste la inequidad de oportunidades e igualdad de condiciones para las féminas. Barrera que desalienta a las mujeres y restringe su permanencia en un puesto o en una empresa es la inequidad en el pago de sueldos y salarios.
En los países afiliados a la OCDE la fuerza laboral femenina gana un 17% menos que los hombres; incluso en los Estados Unidos, donde aparentemente las mujeres están legalmente más protegidas, esta diferencia es del 20%.
Mujeres nicaragüenses ganan menos que los hombres
Según investigaciones de la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global, FIDEG, en Nicaragua el ingreso de las mujeres está en un 33% por debajo del ingreso de los hombres, todo ello como consecuencia de la forma desigual en que hombres y mujeres se incorporan al mercado de trabajo.
“La mejor utilización de la población mundial femenina podría incrementar el crecimiento económico, reducir la pobreza, mejorar las condiciones sociales, y ayudar a asegurar un desarrollo sustentable en todos los países”, declaró Sonia Vanegas, Responsable de Operaciones de Manpower para Nicaragua.
En Nicaragua por ejemplo, datos del Instituto nicaragüense de Estadística y Censos (INEC) demuestran que al 2005 los hombres constituían el 68% de la población ocupada, y las mujeres el 32%. La presencia de las mujeres es predominante entre la población económicamente no activa, donde representan el 67%.
Vanegas explicó que existen razones multifactoriales, como las estructurales y las culturales, que actualmente impiden que las empresas y los gobiernos expandan sus fuerzas laborales con la inclusión y retención de las mujeres.