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La tormenta solar que se presentó ayer jueves en la Tierra, como la más fuerte y constante de los últimos años, no afectará el planeta como se esperaba según los científicos.
Después de atravesar el espacio durante 36 horas después de llegar a nuestro planeta, no se reportan de las autoridades ningún problema en los cables distribuidores de la energía eléctrica, los sistemas de navegación satelital (GPS) o los vuelos de las aeronaves, especialmente en las regiones del hemisferio norte. Estas y otras tecnologías frecuentemente se ven interrumpidas por las nubes de partículas cargadas de electrones.
Sin embargo, la situación todavía puede variar en la medida que la tormenta y mueva el campo magnético de la Tierra, afectando las telecomunicaciones, aunque también podría producir coloridas auroras, que abarca las zonas más alejadas de los polos.
Los datos principales indican que la tormenta es 10 veces más grande que el viento solar que normalmente llega a la Tierra.
La tormenta, que comenzó con un enorme destello a principios de la semana, crece a medida que se aleja del Sol, expandiéndose como una pompa colosal de jabón. Los científicos calculan que las partículas se mueven a más de 6 millones de kilómetros por hora (4 millones de millas).
La tormenta llegó a la tierra el jueves a las 6 de la mañana (1100 GMT), dijo Joe Kunches, un científico de la Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA por sus siglas en inglés), con sede en Boulder, Colorado. "Nos está golpeando justo en la nariz", dijo.
Kunches manifestó que "no es un suceso terrible, sino interesante".
Los astrónomos dijeron que el planeta tiene una orientación al norte que es "muy benigna". Si estuviera más hacia el sur, el fenómeno habría causado más daño a las telecomunicaciones y auroras más grandes.
"No estamos fuera de peligro. Fue un buen comienzo", afirmó Kunches. "Si fuera una red eléctrica estaría feliz hasta ahora".
Los astrónomos dicen que el Sol ha estado relativamente tranquilo durante algún tiempo y que esta tormenta, aunque fuerte, puede parecer más feroz porque la Tierra ha estado arrullada durante varios años por una actividad solar débil.
La tormenta es parte del ciclo normal de 11 años del Sol, que se supone debe llegar a un pico de tormentas el año próximo.
Las tormentas solares no causan daño a las personas, pero sí alteran la tecnología. Durante el último pico, alrededor de 2002, los expertos descubrieron que los aparatos que usan el GPS eran vulnerables a las erupciones solares.
Debido a que las nuevas tecnologías han florecido desde entonces, los científicos podrían descubrir que algunos de los nuevos sistemas también están en riesgo, afirmó Jeffrey Hughes, director del Centro de Modelos Integrados del Clima Espacial de la Universidad de Boston.