Uno de los líderes indígenas más importantes de Colombia ha escapado por poco de un intento de asesinato. Un grupo de hombres armados detuvo el vehículo en el que viajaba Rogelio Mejía, líder del pueblo indígena arhuaco del norte de Colombia, y lo acribilló a balazos.
Mejía resultó herido en la cabeza cuando una bala atravesó su sombrero; milagrosamente solo resultó levemente herido. El líder indígena logró escapar de los pistoleros tras huir del coche.
Una investigadora de Survival International que viajaba con Mejía salió ilesa, pero fue interrogada a punta de pistola por los asaltantes durante diez minutos sobre el paradero de Mejía. Los pistoleros huyeron al escuchar un coche policial que se acercaba.
El incidente se produjo justo a las afueras de la localidad fronteriza de Pueblo Bello, a los pies de las colinas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Pueblo Bello ha sido una fuente de violencia en el territorio arhuaco durante décadas. En junio, una niña arhuaco de 13 años fue violada, torturada y asesinada allí; como es habitual en prácticamente todos los crímenes cometidos contra indígenas en Colombia, nadie ha sido condenado hasta el momento.
Los arhuacos han estado a la cabeza del movimiento indígena en Sudamérica. Muchos de sus líderes han sido asesinados, e innumerables otros han muerto en el conflicto armado entre los traficantes de droga, las guerrillas de izquierdas y el ejército, que asola su territorio.
Varios de sus líderes, incluida Leonor Zabalata de la organización arhuaco Confederación Indígena Tayrona (CIT), han recibido amenazas de muerte.
En 1990 tres de sus líderes más importantes, Luis Napoleón Torres, Hugues Chaparro y Ángel María Torres, fueron torturados y asesinados. Nadie ha sido condenado por este crimen.
El director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado hoy: “Los indígenas de la Sierra Nevada han mantenido una ‘isla’ de leyes y la paz en una región que lleva generaciones sumergida en la violencia. Si el Gobierno de Colombia tiene alguna autoridad, debe protegerlos y llevar a los culpables de este intento de asesinato ante la justicia. En ningún lugar se ve con más claridad que la noción de que los pueblos indígenas son más violentos que las sociedades industrializadas es pura bazofia”.