La sentencia de la Corte Internacional de Justicia de la Haya en la cual se reconoció el derecho al acceso al mar a Nicaragua de 200 millas náuticas y se fijó sus límites marítimos, fue “sabia y equilibrada”, dice el jurista Antonio Remiro Bretóns, quien formó parte del equipo de abogados que llevaron el juicio en la CIJ entre Nicaragua y Colombia. Si Colombia no acata el fallo “se caería por los suelos”, dijo el jurista.
Los colombianos manejaban la “falsa idea” de que el tratado Bárcenas Meneses-Esguerra de 1928 establecía los límites marítimos y que el meridiano 82 era la línea divisoria. Señaló el abogado internacional que “si partimos de que no había nada delimitado, Colombia debería sentirse muy satisfecha”, aseveró el jurista hispano quien expresó que “Nicaragua recibió lo que merecía recibir atendiendo a la geografía, la historia y actos pasados”, agregó.
A Colombia no le queda más opción que aceptar la sentencia unánime de 15 jueces que fue un procedimiento limpio y fundamentado, sostuvo Bretóns.
“No se me pasa por la cabeza” que Colombia pueda desconocer el fallo, “no lo puedo considerar ni como una hipótesis”, subrayó, al opinar que el sentido de la decisión habría sido el mismo si Colombia no hubiera aceptado la jurisdicción de La Haya en 2007, cuando se inició el proceso. La no aceptación del fallo por Colombia haría caer “por los suelos” la imagen de Colombia en el mundo, y tendría un efecto desestabilizador en sus relaciones con el resto de América Latina, aparte de que el Consejo de Seguridad de la ONU podría “tomar cartas en el asunto”.
“El derecho no solo está para cuando se gana”, enfatizó. Sugirió que Colombia ante el fallo que es una “la realidad objetiva” debe de “buscar la cooperación con Nicaragua”,ya que ahora “ tiene intereses comunes”, dijo Bretóns.