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actualizado 22 de octubre 2012
La explosión económica del Nordeste de Brasil
El Nordeste de Brasil es conocido internacionalmente por sus atractivos turísticos
Por Santiago Pérez desde Rio de Janeiro
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» Este quiebre en la vida económica nordestina está generando algunos cuellos de botella. El más marcado es el relativo a la mano de obra.

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Brasil no es un país grande, es gigantesco, inmenso, interminable. Con una superficie de 8,5 millones de kilómetros cuadrados y una población de 193 millones de habitantes es la nación más extensa y poblada de América Latina. Como todo gran país, y más aun, como toda nación emergente, entraña fuertes diferencias internas. No solo entre sus distintos estratos sociales, sino también, entre sus diversas áreas geográficas.

El Nordeste de Brasil es conocido internacionalmente por sus atractivos turísticos, riqueza cultural, bellezas naturales y paradisíacas playas. Se integra de los estados de Alagoas, Bahía, Ceará, Maranhão, Paraíba, Pernambuco, Piauí, Rio Grande do Norte y Sergipe. La economía aquí es ciertamente mucho menos pujante que en el sudeste del país (Estados de San Pablo, Rio de Janeiro y Minas Gerais). Los 53 millones de nordestinos representan el 27% de la población de Brasil y deben sobrevivir con solo el 12% de la riqueza nacional. Esto sumado a las pronunciadas diferencias entre “ricos” y “pobres” hace que las dificultades socioeconómicas sean aun más delicadas. Durante prácticamente toda la vida soberana de Brasil, el Nordeste se había caracterizado por padecer una economía poco desarrollada y escasamente diversificada. Era (y todavía es) común que las familias nacidas aquí emigren al Sudeste en busca de una vida mejor y un futuro más prospero para sus hijos. Realidad brillantemente descrita en la película “Lula, el hijo del Brasil” la cual repasa los momentos más importantes de la vida del expresidente.

Si bien este escenario existe y es “palpable” en la realidad, la situación está cambiando en forma lenta y abrupta a la vez. Durante los últimos años las inversiones en los nueve estados de la región se han incrementado de forma notable. El plan de aceleración de crecimiento impulsado por el Gobierno Federal ha encontrado en el Nordeste el principal destino de sus recursos. Las grandes obras de infraestructura proyectadas para ser finalizadas en los próximos años hacen que este territorio ocupe un renovado protagonismo en la matriz industrial del país. Dentro de este "mega plan" de obras se destacan la renovación de los puertos de Pecém y Suape, los cuales están siendo acondicionados para albergar refinerías de Petrobras. La actividad petrolera también ha derivado en inversiones millonarias en los estados de Rio Grande do Norte, Sergipe y Maranhão. La extracción de uranio, fosfato, producción de acero, construcción de gasoductos y generación de energía eólica han potenciado las economías de Bahía, Ceará, Paraíba y Piauí. La suma de estos proyectos permitirá al Nordeste, históricamente retrasado, crecer económicamente, generar empleo, fortalecer el desarrollo y aumentar su importancia dentro de la economía nacional.

Pero no todo es color de rosa. Este quiebre en la vida económica nordestina está generando algunos cuellos de botella. El más marcado es el relativo a la mano de obra. Las inversiones en educación no han sido suficientes y, en casos, la velocidad con la que se han radicado empresas en la región hace que sea imposible formar la cantidad de profesionales que demanda el mercado. Es así que los puestos a ser ocupados por técnicos e ingenieros suelen estar vacantes más tiempo del recomendado antes de ser ocupados y comenzar a “producir”. Es común que las empresas se vean obligadas a importar personal. Muchas veces los que llegan son europeos calificados que buscan un salario más elevado que el que podrían obtener en sus países, actualmente en crisis. La escasez de mano de obra correctamente instruida se está transformando en una de las principales trabas al crecimiento regional, es así que la necesidad de inversiones públicas y privadas en el sistema educativo comienza a ser un asunto clave. Según recientes encuestas, las complicaciones para encontrar personal calificado es la segunda mayor preocupación del empresariado, solo superada por la asfixiante carga tributaria, un viejo problema estructural del sistema impositivo brasileño. El Gobierno Federal, consciente de la dificultad, estudia medidas orientadas a facilitar la inmigración de profesionales capacitados.

El crecimiento económico en el Nordeste está generando importantes cambios en la realidad brasileña. Las nuevas oportunidades, podrían, en el largo plazo, corregir, o al menos mitigar, los desequilibrios internos del país. Si bien el aumento del PBI de hoy es inédito en la historia nordestina, y es comparable al crecimiento de China, alterar la compleja realidad socioeconómica regional, marcada históricamente por los elevados índices de pobreza, es todavía un desafío. El objetivo de hoy es lograr que esta inyección de recursos pueda beneficiar a todos los sectores sociales, inclusive, a los más rezagados.

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