Una Centroamérica con bastante estabilidad y con una gran división recibirá este fin de semana al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que arribará al istmo sin ofrecer agenda clara y con la chequera vacía.
A cuatro días del arribo de Obama a San José no se tiene un eje claro de las pláticas que se organizará con sus homólogos del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), que tiene como miembro también a República Dominicana.
El Gobierno costarricense ha informado que en el plano bilateral se discutirán asuntos como desarrollo económico, seguridad ciudadana, energías limpias y fortalecimiento institucional, y que en el ámbito regional cada nación hará la presentación de sus prioridades para el líder estadounidense.
Entre los temas a hablar se cree que está incluida la lucha contra el narcotráfico y la inmigración centroamericana en Estados Unidos.
Centroamérica estaría presentándose ante Obama a través de una sola voz, pero la realidad es que internamente hay grande divergencias como la disputa territorial que mantiene Costa Rica y Nicaragua, y el alejamiento entre Tegucigalpa y Managua, con más cercanía a la izquierda bolivariana creada por el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Se cree la discusión del rechazo casi unánime de la región a la propuesta del gobernante guatemalteco, Otto Pérez, de comenzar a analizar las políticas antidrogas y de ver cierta posibilidad de una legalización.