El Cairo- La violencia entre la policía y manifestantes que apoyan al depuesto presidente Mohammed Morsi alcanzó los 421 muertos , según dijo el jueves el Ministerio de Sanidad.
La violencia política en todo el país surgió el miércoles cuando las fuerzas de seguridad disolvieron los campamentos de protesta que habían levantado en El Cairo los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi. Las 421 personas que murieron son en su mayoría civiles señalaron fuentes oficiales. Es un día fatídico y un resultado numeroso de fallecidos por violencia desde que inició la revolución del año 2011 cuando fue sacado del poder Hosni Mubarak. Los disturbios llevan 24 meses en el cual se dio un golpe de estado con la presencia de militares en las decisiones políticas después que salieron de sus cuarteles. Hay un toque de queda que fue respetado en el Cairo durante la noche.
La cifra de civiles muertos se originó al producirse batallas campales en las calles cuando las fuerzas del régimen atacaron dos campamentos de manifestantes que exigen el regreso de Morsi al poder. Por otro lado, el vocero militar Mohammed Fathalá dijo que el número de heridos se elevó a 2,001. Agregó que la cantidad de muertos no incluye a los 43 agentes de policía fallecidos muertos que informó el ministerio del Interior inicialmente de 235.
Los Hermanos Musulmanes afirmaron hoy jueves que acabarán con el "golpe militar" egipcio pero subrayaron que siguen comprometidos con una lucha pacífica, pese a la gran pérdida de vidas humanas en el desmantelamiento de los campamentos de protesta por parte de las fuerzas de seguridad.
Las acciones del miércoles desafiaron las peticiones de Occidente de contención y de un acuerdo pacífico y negociado a la crisis política de Egipto tras la destitución del presidente islamista Mohamed Mursi el mes pasado, generando comunicados internacionales de consternación y condena.
"Siempre seremos no violentos y pacíficos. Seguimos siendo fuertes, desafiantes y resueltos", dijo el portavoz de los Hermanos, Gehad El Hadad, en su cuenta de Twitter. "Presionaremos hasta que derribemos este golpe militar", añadió.
Las fuerzas de seguridad trataban de contener la situación tras el peor derramamiento de sangre en décadas en el país, aunque el toque de queda se respetó en El Cairo durante la noche.
Los islamistas se enfrentaron con policías y soldados, que usaron retroexcavadoras, gases lacrimógenos y munición para dispersar dos manifestaciones en El Cairo que se habían convertido en el centro de la resistencia de los Hermanos Musulmanes contra el Ejército después del derrocamiento de Mursi el 3 de julio.
Los enfrentamientos se propagaron rápidamente y un responsable del Ministerio de Sanidad dijo que habían muerto 421 personas y más de 2.000 habían resultado heridas en El Cairo, Alejandría y varios pueblos y ciudades de este país de 84 millones de personas, de mayoría musulmana.
En Ankara, el primer ministro turco, Tayip Erdogan, pidió el jueves que el Consejo de Seguridad se reuniera de inmediato para acabar con lo que describió como una masacre en Egipto.
"Quienes siguen en silencio ante esta masacre son tan culpables como quienes la llevaron a cabo. El Consejo de seguridad de la ONU debe reunirse de inmediato", dijo en rueda de prensa.
En el lugar de las sentadas en El Cairo, los basureros recogían los montones de tiendas quemadas el jueves, mientras los soldados despejaban el lugar.
Los Hermanos Musulmanes dijeron que la cifra real de muertos era mucho mayor, un portavoz sostuvo que 2.000 personas habían muerto en una "masacre". Fue imposible verificar las cifras de manera independiente debido al alcance de la violencia.
El Gobierno instalado por el Ejército declaró el estado de emergencia por un mes e impuso un toque de queda del crepúsculo al amanecer en El Cairo y otras diez provincias, restaurando los poderes de arresto y detención indefinida que el Ejército tuvo durante décadas hasta la caída del autócrata Hosni Mubarak en un alzamiento popular en 2011.
El Ejército insiste en que no busca poder y actuó en respuesta a las masivas manifestaciones que pedían la salida de Mursi.
El vicepresidente Mohamed ElBaradei, ganador del Premio Nobel de la Paz que brindó respaldo político al derrocamiento del primer presidente elegido libremente, renunció consternado por el uso de la fuerza en lugar de buscar una salida negociada a la disputa de seis semanas.
Otros miembros liberales y tecnócratas del Gobierno interino no siguieron sus pasos. El primer ministro interino, Hazem el-Beblawi, habló en un discurso televisado de un día "difícil para Egipto" pero dijo que el Gobierno no había tenido otra opción que ordenar la actuación de las fuerzas de seguridad para impedir que se propagara la anarquía.
"Nosotros consideramos que los temas habían alcanzado un punto que ningún estado que se respete podría aceptar", dijo.
Atacan Iglesias
Grupos de islamistas realizaron ataques contra objetivos cristianos de varias áreas en venganza, quemando iglesias, casas y negocios después de que el papa copto Teodoro II diera su bendición al derrocamiento de Mursi por parte del Ejército, dijeron fuerzas de seguridad y medios estatales.
Varias iglesias fueron atacadas en los pueblos del valle del Nil o de Minya, Sohag y Assiut, donde los cristianos escaparon por el tejado hacia edificios vecinos después de que una turba rodeara su lugar de veneración y arrojara ladrillos, dijo la agencia estatal de noticias MENA.
Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y la potencia musulmana Turquía condenaron la violencia y pidieron que se levantara el estado de emergencia y que se alcance una solución a la crisis de Egipto que incluya a todas las partes.
El ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, dijo en rueda de prensa que 43 policías habían muerto en los enfrentamientos.
Prometió restaurar la seguridad de la era Mubarak tras anunciar, en un comunicado el mes pasado que alarmó a los defensores de los derechos humanos, la vuelta de los famosos departamentos de la policía política que habían desaparecido después de la revolución de 2011.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, calificó la situación en Egipto de "deplorable" - una situación que raramente usan los diplomáticos de Estados Unidos - e instó a las partes a buscar una solución política.
Un responsable oficial de Estados Unidos dijo a una agencia noticiosa internacional que Washington estaba considerando cancelar ejercicios militares conjuntos con Egipto, que iban a tener lugar este año, tras el último episodio de violencia, en lo que sería un desaire directo a las fuerzas armadas egipcias.