» Las oraciones de cada fin de semana del Papa Francisco, cada día se llenan de más fieles católicos.
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CIUDAD DEL VATICANO - "En estos días de Navidad invito a todos, personas, entidades sociales, autoridades, a hacer todo lo posible para que cada familia pueda tener una casa", afirmó ayer el papa Francisco.
El Pontífice hizo su manifiesto durante el Angelus y manifestó que al leer un cartel colocado en plaza San Pedro: "Los pobres no pueden esperar".
"Leo el escrito grande: 'Los pobres no puede esperar'. Es bello y esta es mi forma de pensar, que Jesús nació en un establo, no nació en una casa. Luego debió huir, ir a Egipto para salvar la vida. Al fin regresó a su casa en Nazaret", manifestó Francisco entre aplausos.
"Pienso hoy (ayer), también leyendo eso, en tantas familias sin casa. Sea porque no la han tenido, sea porque la han perdido por tantos motivos", lamentó Jorge Bergoglio.
En ese sentido, continuó: "Familia y casa van juntos. Es muy difícil llevar adelante una familia sin habitar en una casa".
Francisco agregó al término del Angelus en Plaza San Pedro un mensaje de augurio por una "Navidad de esperanza, de justicia y de fraternidad". Allí puso énfasis especial en la voz cuando pronunció el término "justicia".
El Papa destacó en la homilía la "grandeza de ánimo de San José, el hombre fiel y justo que prefirió creer al Señor en vez de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano".
Esa frase fue uno de los centro del Angelus del Papa, en el cual afirmó el "desconcierto" de José ante la realidad de que María, su esposa prometida, estaba embarazada, y lo describió como alguien "listo a la renuncia más radical".
"En vez de defenderse y de hacer valer sus propios derechos, José elige una solución que para él representa un enorme sacrificio", dijo Bergoglio. Se trata, sostuvo, de un "verdadero y propio drama interior" decidir allí, "seguramente con gran dolor".
Pero luego José se adapta a la voluntad de Dios y se casa con María porque "el niño que es engendrado en ella viene del Espíritu Santo. Estaba siguiendo un buen proyecto de vida, pero Dios reservaba para él otro designio, una misión más grande", agregó el Papa.
José entonces, dijo el Pontífice, "no se obstinó en perseguir su proyecto de vida, no permitió que el rencor le envenenase el ánimo, sino que estuvo listo a ponerse a disposición de la novedad que, en modo desconcertante, le venía presentada".
"¿Cuántas veces el rencor, el odio, nos envenena el alma? No lo permitan nunca, él es un ejemplo", manifestó el Papa a la multitud.
"Aceptándose según el designio del Señor, José se encuentra plenamente a sí mismo, más allá de sí. Esta, su libertad de renunciar a lo que es suyo, a la posesión de su propia experiencia, y esta su plena disponibilidad interior a la voluntad de Dios, nos interpelan en nuestra vida", resaltó Bergoglio.
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