» Los resultados electorales a boca de urna, demuestran que Israel quiere cabildeo entre políticos que una sola ola de posiciones.
» En la gráfica observamos momentos cuando el premier israelí, Benyamin Netanyahu, realizaba su derecho al voto.
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JERUSALEN - El premier israelí, Benyamin Netanyahu, resultó ganador de las elecciones de ayer con escaso margen de dos bancas, de acuerdo a información de boca de urna, con un futuro Parlamento dividido, después de la sorpresa del partido laico del periodista Yair Lapid.
Según los datos extraoficiales de tres bocas de urna (los resultados definitivos se conocerán el próximo lunes), la derecha y extrema derecha lograron 62 votos y el centro y la izquierda 59. La participación llegó al 66.6% del padrón.
La lista Likud-Beitenu -pacto entre Netanyahu y el "halcón" Avigdor Lieberman- lograron 31 bancas.
En segundo lugar, los centristas de Yesh Atid, de Lapid, alcanzaron con 19 y detrás los laboristas de Shelly Yachimovich con 17. En las estadpisticas previsorias, el resultado de la otra figura en ascenso, el dirigente de extrema derecha Naftali Bennet, partidario del Gran Israel, o sea por la negación del estado palestino, con su partido Bayit Hayeudi, logró 12 bancas. En otra cifra que el partido de los religiosos de Shas. El camino para el favorito "Bibi" -como llaman familiarmente al premier- al parecer se mira complicado y mucho.
Netanyahu externo sus agradecimientos esta noche a los electores. "Según los datos de boca de urna, es claro que los israelíes decidieron que quieren que siga siendo el primer ministro y que yo forme un gobierno lo más amplio posible", dijo a través de Facebook.
"Los resultados que se delinean representan una gran ocasión para realizar muchos cambios a favor de todos los ciudadanos. Esperamos muchos desafíos. Comenzaré esta noche los esfuerzos para formar un gobierno lo más amplio posible", agregó.
Las declaraciones revelan que se impone la política de las alianzas sobre una elección que mostró un país dividido.
La coalición indispensable para crear el gobierno y la promesa de que sea amplia traen consigo negociaciones y compromisos, exactamente lo contrario de lo que se esperaba de Netanyahu, que en toda la campaña solicitó un liderazgo fuerte con una nación detrás de él para afrontar los numerosos desafíos que esperan a Israel.
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