» El proyecto se espera se realice en el 2018, hasta el momento no hay detalles, pero los científicos lo analizan.
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El "turista espacial" Dennis Tito se hizo el reto de lanzar una nave espacial habitada hacia Marte en 2018, una misión de "alto riesgo" con la cual "inspira a todos los estadounidenses".
En el National Press Club de Washington, el aviso oficial del plan no obtuvo algunos detalles fundamentales, comenzando por los miles de millones de dólares de financiamiento, de igual forma de la cápsula y el módulo donde habitarán los astronautas. "No es una locura. Es un proyecto factible", manifestó uno de los colaboradores de Tito.
"Misión para Estados Unidos", será llamado el viaje, y estaría transportando a dos personas en un sobrevuelo del Planeta Rojo sin ingresar en la órbita. No se tiene entre los planes el aterrizaje, hasta el momento.
El viaje de ida y vuelta se llevaría 501 días con partida en enero, tomando en cuenta un alineamiento de Tierra y Marte que ocurre cada 15 años. Tito mismo, con una edad de 72 años e hizo su fortuna después de haber dejado la NASA, no será parte de la misión.
Su pensamiento es de hacer el envío de un hombre y una mujer, preferiblemente esposos, para crear la representación de la humanidad.
El primer viaje humano además de la Luna, de acuerdo a un comunicado del equipo, "estimularía a los estadounidenses a creer de nuevo en que realizar cosas difíciles hace grande nuestra nación".
Para comenzar con el mega proyecto el equipo de Tito sostuvo contacto con diversas empresas aeroespaciales como Space Exploration Technologies, o SpaceX, y a la vez con grupos tradicionales como la Boeing.
Entre los expertos que comenzaron en la iniciativa están aquellos de medicina espacial. Entre los que destacan está Jonathan Clark, el neurólogo del Baylor College of Medicine que fue el cirujano a bordo en seis vuelos del trasbordador.
"Si no creyese que es una cosa seria no me habría involucrado", declaró Clark, para después asegurar que "fueron hechos estudios profundos y el proyecto es real".
Desde el punto de vista estrechamente científico la misión no tendría que agregar nada a los archivos de exploraciones de la NASA sobre el Planeta Rojo, en cuanto a la resistencia humana en el espacio la iniciativa no conseguirá precedentes.
Por unos 17 meses los dos astronautas tendrán que convivir en un módulo espacial no más grande que un baño, con el riesgo siempre presente de que alguna circunstancia mortal podría ocurrir.
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