» En las llamaradas solares hay indicios de antimateria, aseguran los científicos.
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El descubrimiento de positrones trae consigo una nueva vía de investigación cuando se trata de descubrir por qué la materia terminó gobernando en el universo.
Las teorías físicas de mayor aceptación aseguran que en el momento del Big Bang se formó una cantidad idéntica de materia que de antimateria, pero después que colocó al borde de la extinción a la segunda. Las partículas y sus reversos son bastantes similares, con la única diferencia de que tienen carga opuesta. Esa particularidad, aunque pueda ser pequeña, es fundamental.
Si hubiera un ser muy parecido a nosotros pero con una base de antiprotones y positrones, el más leve contacto físico vendría siendo fatal. Al intentar estrechar la mano a nuestros sosios de antimateria, se desintegraría causando un descomunal estallido capaz de dejar en trizas una gran ciudad. Por suerte, la cantidad de antimateria que existe en el universo es mínima.
Este tipo de partículas podrían ser producidas y detectadas en grandes aceleradores como el LHC, pero son muy difíciles de analizar en la naturaleza. Ahora, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey ha informado de la primera detección remota de positrones (la antipartícula del electrón) en las llamaradas solares. La antimateria se produce por las interacciones nucleares entre partículas cargadas eléctricamente y aceleradas por las erupciones del Sol. Aunque ya se suponía que este tipo de antipartículas serán provocadas en ese entorno, es la primera vez que se observan sus efectos inmediatos.
Para lograrlo, los investigadores, que han presentado su trabajo en la reunión de la División de Física Solar de la Sociedad Astronómica Americana, no han observado directamente el Sol a través de sofisticados instrumentos, o al menos no exactamente. Fueron capaces de detectar la presencia de antimateria buceando entre datos ya disponibles obtenidos por telescopios y satélites dedicados a estudiar el Sol. Concretamente, emplearon las observaciones sobre la dirección del campo magnético de las llamaradas solares realizadas por el satélite SOHO de la NASA y señales del radiotelescopio Nobeyama.
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