Luego de un silencio de más de 48 horas la Presidente de Brasil, Dilma Rousseff, se dirigió al país el viernes por la noche haciendo uso del servicio nacional de radio y televisión (en directo y simultáneo por todos los canales de TV y estaciones de Radio). En su mensaje de 10 minutos se mostró comprensiva para con las protestas, mencionó en reiteradas ocasiones que su gobierno está escuchando la voz de las calles y, al mismo tiempo, está tomando nota de los reclamos. Si bien el espíritu del discurso fue de características conciliadoras, el mismo se compuso de promesas difusas y compromisos vagos. La mandataria se comprometió a enviar al Congreso un proyecto de ley para que el 100% de los royalties del petróleo sean destinados al presupuesto educativo. Mencionó también su objetivo de diseñar un plan nacional estratégico de prioridad al transporte público de pasajeros. Si bien estas dos propuestas responden a las demandas de los manifestantes (más y mejor educación y transporte) desde ningún punto de vista son de aplicación inmediata e inclusive dependen de la aprobación parlamentaria. La expectativa en torno a la intervención presidencial era de medidas de ejecución rápida.
Se esperaba, al mismo tiempo, que la jefa de estado se pronunciara (directa o indirectamente) en torno a la propuesta denominada PEC37. Un proyecto de ley que está en la agenda del oficialismo y que persigue el objetivo de recortar las facultades del Ministerio Público Federal, órgano encargado, entre otras cosas, de investigar casos de corrupción. Dicho ministerio tuvo un importante protagonismo en el esclarecimiento del escándalo del Mensalão.
El déficit de salud por el que tanto reclaman los manifestantes fue citado por la Presidenta. Al respecto anunció la “importación” de médicos extranjeros para mejorar los servicios, pasando por alto el problema estructural relativo a infraestructura y equipamientos.
El último punto que movilizó a los activistas fueron las críticas a los inmensos y poco transparentes recursos destinados a la organización de la Copa del Mundo 2014. Al respecto la Presidente se limitó a sostener que los fondos no salieron del presupuesto federal, descartando tácitamente la investigación reclamada por las manifestaciones.
En las horas siguientes al mensaje se detectó en las redes sociales un considerable descontento, identificando la respuesta oficial como insuficiente. Ya hay convocadas concentraciones en las principales capitales estaduales para los próximos días. Puntualmente en Rio de Janeiro se vio durante las últimas horas fuerte presencia policial, de la cual se desprende el estado de alerta de las autoridades. Se esperan para el transcurso de la semana manifestaciones tan multitudinarias como las de los últimos días. El conflicto dista, al menos por ahora, de una resolución.