BEIRUT - La ONU, la Cruz Roja Internacional y el Papa Francisco hicieron un clamo ayer por las víctimas de la batalla de Qusayr, lugar donde las tropas sirias lograron recuperar de las manos rebeldes con un saldo de miles de muertos y de heridos.
El gobierno sirio consentirá el acceso de la Cruz Roja a Qusayr "apenas terminen las operaciones militares" a la ciudad de la provincia de Homs, zona desde hace semanas de una fuerte batalla entre fuerzas gubernamentales y rebeldes, prometió el ministro del Exterior, Walid Moallem, durante sus declaraciones a la televisión estatal.
Funcionarios humanitarios de la ONU solicitaron a lo inmediato cese del fuego en Qusayr, donde estimaron que hay 1.500 heridos que necesitan de atención médica urgente.
Moallem replicó que ahora se percibe una "preocupación internacional" por los combates en Qusayr, pero "el mundo permaneció en silencio cuando los rebeldes tomaron el control de la ciudad" hace 18 meses.
El gobierno sirio "está repeliendo a los terroristas" de Qusayr, enfatizó Moallem.
En otro acto de terrorismo, un coche bomba hizo explosión en Damasco, en el barrio Jobar, dejando al menos a ocho miembros de las fuerzas de seguridad, reportó el Observatorio de Derechos Humanos con sede en Londres.