PEKIN – Al menos 3.000 delegados de la Asamblea Nacional del Pueblo realizaron la elección para la presidencia de la República de China a Xi Jinping, quien fuera desde noviembre secretario del Partido Comunista y líder de la poderosa Comisión Militar Central.

Xi se alzó como el indiscutido líder de la segunda economía del mundo y desde ayer está en pleno derecho de sus poderes.

Después de conocer su nombramiento, el mandatario estadounidense, Barack Obama, hizo una llamada telefónica con el presidente de la república de China, expresándole su colaboración a Pekín, informó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

En un evento ceremonial que se desarrolló en la Sala de la Asamblea del Pueblo y fue transmitida en directo por la televisión estatal, Xi, de 59 años, brevemente habló con su predecesor Hu Jintao, que se fue de la escena por una difícil relación con otro ex mandatario: Jiang Zemin, que a sus 86 años goza -al menos por lo que se sabe- de una buena salud y que tuvo una fuerte influencia en el Partido.

Se calcula que pensando en esa incómoda presencia Xi hizo la elección como su vice, por sorpresa, Li Yunchao, de 63 años, que se cree es un reformista y excluido del organismo de la cúpula del Partido y del Estado -el Comité permanente de la oficina política o CPUP- por petición de Jiang.

No es la primera vez que Xi hace el envío de una señal a los poderosos en la dirigencia del más grande partido comunista del mundo (el PCC tiene más de 80 millones de miembros).

El proceso de recambio de liderazgo, que en China se practica cada diez años, será completado hoy, cuando la Asamblea haga la elección del nuevo premier, Li Kegiang, de 58 años, y sus colaboradores.

Se trata de la segunda sucesión en la cúpula que se lleva de manera pacífico y ordenada, una muestra que el Partido logró crear un mecanismo aceptado por todos sus componentes.