CIUDAD DEL VATICANO - El papa Francisco invitó hoy, en la misa inaugural de su pontificado, "a quienes tienen papeles de responsabilidad en lo económico, político o social, y a todos los hombres de buena voluntad", a ser "custodios de la creación, del designio de Dios inscripto en la naturaleza".

El ex arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, invitó a custodiar como san José y a construir la Iglesia, la creación: así sintetizó "un servicio que está llamado a cumplir el obispo de Roma, pero al que todos estamos llamados para hacer resplandecer la estrella de la esperanza".

En la misa el pontífice tuvo un recuerdo para su predecesor Joseph Ratzinger, el papa emérito Benedicto XVI, afirmando que está "cerca de él con la plegaria, llena de afecto y reconocimiento".

El papa pronunció la homilía frente a 132 delegaciones de países y organizaciones internacionales, entre las cuales las más nutridas fueron las de Italia y la Argentina, su país natal.

Francisco aludió a la figura de san José como custodio "con humildad en el silencio, con una presencia constante y fiel y una fidelidad total, incluso cuando no comprende": se asemeja así de manera impresionante al José descrito por Benedicto XVI en su libro "Jesús de Nazaret" sobre los Evangelios de la infancia.

José -subrayó el pontífice- vive su vocación de custodio "en la constante atención a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, no tanto al propio".

"Abierto a la voluntad de Dios", José "sabe leer con realismo los acontecimientos" y sabe responder a la vocación con "disponibilidad, con presteza".

"El centro de la vocación cristiana -recordó el ex arzobispo de Buenos Aires- es Cristo: custodiamos a Cristo para construir lo creado".

Custodiar es una vocación que "no concierne solamente a los cristianos", comentó el Papa en la homilía, que leyó cambiando solo un par de palabras, interrumpido por tres aplausos más uno final.

Y esa custodia debe ser sobre todo para los más pobres, débiles, frágiles, los viejos, los niños. Custodiar concierne a todas las edades y las relaciones de la vida: los cónyuges entre sí, los padres con sus hijos y luego los hijos con sus padres, con los amigos.

"Vivir con sinceridad las amistades" es otro aspecto sugerido por el Papa. Sinceridad, junto con "bondad y ternura": "No debemos tener miedo de la bondad, tampoco de la ternura".

"No dejemos que signos de destrucción y muerte acompañen el camino de este nuestro mundo", agregó. Hoy, recordó el Papa, "celebramos el comienzo del ministerio del nuevo obispo de Roma, sucesor de Pedro, lo cual implica también un poder": pero el "verdadero poder es el servicio, e incluso el Papa para ejercer el poder debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su cumbre luminosa en la cruz", mirando al "servicio humilde, concreto, rico en fe, de san José".

Las últimas palabras de la homilía estuvieron dedicadas a la esperanza: "También hoy, frente a tanto cielo gris", a "tantas nubes", "necesitamos ver la luz de la esperanza", "llevar el calor de la esperanza". "Custodiemos con amor lo que Dios nos dio, recen por mí", concluyó el Papa.