El arribo de miles de personas que querían escuchar al papa Francisco en su audiencia general semanal volvió a causar ayer miércoles enromes atascos en las cercanías del Vaticano y a lo largo de Roma.
Más de 70.000 estuvieron el miércoles en la plaza de San Pedro. Durante el papado de Benedicto XVI, entre 20.000 y 30.000 personas llegaban por lo general a escuchar dichas audiencias.
Alrededor de 200 autobuses hicieron el transporte a Roma de unas 5.000 personas que venían del puerto de Civitavecchia, en el norte de Roma.
La enorme presencia de turistas hacia el Vaticano, situado cerca del Tíber, crea enormes atascos en las calles próximas al río, lo cual tiene repercusiones en todo el casco antiguo de la ciudad, donde autobuses y automóviles se paralizan o avanzan con bastante lentitud.
La circulación de los transportes colectivos generalmente es irregular en Roma, dadas las frecuentes perturbaciones en el tráfico, pero la afluencia de público al Vaticano trae mayores problemas a esta situación.
El miércoles 8 de mayo, el papa Francisco realizó su homenaje -ante unos 80.000 peregrinos, mucho de ellos argentinos- a la Virgen de Luján, patrona de Argentina, su nación de nacimiento, cuya imagen presidió la ceremonia.