» En la gráfica vemos al presidente de EE.UU., Barack Obama y al primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, brindando información sobre su posición de lo que ocurre en Siria.
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, volvieron a afirmar ayer jueves en que Bashar al Asad tiene que abandonar el poder, aunque advirtieron que hasta el momento no hay una salida fácil al alargado y sangriento conflicto en Siria.
"Los dos estamos de acuerdo en que Asad debe irse. Debe transferir el poder a un cuerpo de transición", señaló Obama a través de una rueda de prensa conjunta con Erdogan después de una reunión bilateral en la Casa Blanca.
"Esa es la única manera en que resolveremos esta crisis", sentenció.
Sin embargo, admitió que "no hay fórmulas mágicas para resolver situaciones extraordinariamente violentas y difíciles como la de Siria".
"Si las hubiera, creo que el primer ministro y yo ya las hubiéramos puesto en práctica y la crisis hubiera llegado a su fin", señaló el mandatario, quien hizo votos por el éxito de una conferencia con respecto a Siria que Washington organiza con Rusia para el mes entrante.
Obama, quien recibió en el Salón Oval a Erdogan, cercano aliado de Washington y actor de peso en la crisis en el vecino Siria, afirmó que su gobierno evalúa constantemente opciones ante el conflicto, más allá del actual apoyo no militar para las fuerzas rebeldes y ayuda humanitaria para los refugiados.
Pero el mandatario no dio señales de que vaya a satisfacer los llamados turcos para que Washington entregue armas a los rebeldes que luchan contra el régimen de Asad.
"Me reservo la opción de tomar medidas adicionales, tanto diplomáticas como militares", señaló Obama.
Erdogan expresó que los objetivos turcos y estadounidenses eran similares, acordando que se mantendrán discutiendo el cómo construir un gobierno de transición y brindar mayor apoyo a la oposición siria.
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