Al menos 1 millón de personas estarían muriendo de cáncer cada año en América Latina para el 2030. Este fue el pronóstico de un informe analítico la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica (SLACOM), radicada en Buenos Aires, Argentina.
La proporción de los enfermos reportados como nuevos respecto a la población de cada país estará muy por debajo de las estimaciones ejecutados para los países de Europa y Estados Unidos. No obstante, señala el reporte, la mortandad estará yendo en aumento que allí: esto debido a la detección tardía de los tumores malignos, “especialmente en las comunidades pobres, rurales o indígenas”.
De este modo los autores han proyectado al futuro, sin reserva alguna, las tendencias que caracterizan la salud y la política sanitaria actual, en su debido tiempo cuando la incidencia en América Latina se caracteriza con una proporción de 163 casos de cáncer por cada 100.000 habitantes. De igual forma en Europa se registran 264 casos al año por la misma cuantía de la población y en EE.UU. 300 casos.
El informe detalla que el diagnóstico prematuro como el problema clave por los intentos de disminuir la mortalidad por causas oncológicas en la región. El 60% de los casos de cáncer de mama en EE.UU., de acuerdo a los médicos, son diagnosticados en las primeras fases, mientras que en Brasil sólo el 20% de los casos se detecta prematuramente y en México, el 10%. Es más, el 75% de las mujeres con resultados alarmantes de una citología, “no recibieron un seguimiento adecuado debido al hecho de residir en un lugar remoto”.
En tanto, el mundo desarrollado sigue teniendo casi un monopolio en el consumo de los medicamentos innovadores contra el cáncer, o sea patentados en los últimos cinco años. El 90% de ellos se receta y se toma exclusivamente en EE.UU., Europa occidental y Japón.