Un fuerte roce para lograr el control de rutas y ataques con dinamita, que dejaron como resultado un puente, es la señal del tercer día de huelga de la Central Obrera Boliviana (COB), la mayor central sindical del país, que exige una jubilación equivalente al ciento por ciento del total ganado para todos los trabajadores bolivianos. El ministro de Hacienda, Luis Arce, rechazó la solicitud alegando que colapsaría el sistema previsional de seguridad social de largo plazo.
El mayor conflicto que se conoció en el poblado andino de Caihuasi, en la ruta al occidente del país, donde los manifestantes mineros decidid eran la ruta, mientras en La Paz empleados de la salud y maestros realizaban esporádicas manifestaciones.
Los mineros “hicieron volar el puente que une Caihuasi con Caracollo y la infraestructura quedó totalmente intransitable”, según el comandante nacional de la Policía, general Alberto Aracena. La intervención policial dejó “tres civiles heridos, dos por contusiones, y un tercero por explosión de dinamita”, informó el viceministro de Régimen Interior, Jorge Pérez, después de anunciar el decomiso de “gran cantidad de dinamita y de explosivos”.
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, repitió el llamado al diálogo a la COB, cuya dirigencia lo criticó de plano y amenazó con aumentar la protesta a las ciudades. “Las medidas de presión se mantienen, los puntos de bloqueo se mantienen. La unidad de los trabajadores está fortalecida”, dijo Juan Carlos Trujillo, máximo líder de la COB, quien afirmó que la dirigencia sindical se reunirá con el presidente Evo Morales únicamente.
El gobierno llamó a la COB al diálogo para discutir los tecnicismos de un “último ofrecimiento que no ponga en riesgo las pensiones del sistema previsional” boliviano.