MANILA - Un fuertísimo terremoto sacudió ayer Filipinas en una región densamente poblada y siempre visitada por turistas, y dejo la muerte de al menos 85 personas, según el último reporte. Junto a las víctimas no hay ningún visitante extranjero, hasta el momento.
El sismo, de magnitud 7.1, impactó el área centro-meridional del archipiélago a las 8:12 locales, con epicentro en la isla de Bohol, y provocó el pánico entre la población.
Se trata de una zona poblada por millones de personas y frecuentada por turistas extranjeros, por sus lindas playas.
Con una potencia igual o superior al lanzamiento de "32 bombas de Hiroshima", como dijo el presidente del instituto sismológico filipino, Renato Solidum, el efecto destructivo del terremoto se vio mitigado parcialmente por la profundidad del temblor, que fue a 20 kilómetros de la superficie.
La mayor parte de las víctimas, al menos 57, se registraron en Bohol, mientras que las vecinas islas de Cebu y Siquijor daban un saldo de 16 muertos.
El sismo, que dilató menos de un minuto, provocó varios black-out y diversos daños en las vías de comunicación, entre ellos calles, puentes y estructuras portuarias.
Además de algunos edificios residenciales resultaron destruidas varias iglesias católicas, como las de San Nino en Cebu y San Pedro, en Bohol, ambas del siglo XVI.
El hecho de que se tratara de una jornada festiva en Filipinas contribuyó con toda probabilidad a contener la cantidad de pérdidas de vidas, a raíz del cierre de escuelas y edificios. Pero las autoridades lo mismo esperaban que el número de muertos aumentara con el correr de las horas.