LONDRES - Los planes para realizar un diálogo de paz que termine de una vez el conflicto en Siria estuvieron en peligro ayer martes, después de que la oposición se negara a asistir al encuentro a menos que el presidente Bashar el Asad abandone el poder y que una furiosa Arabia Saudí asegurar que no seguirá cooperando con Washington por su actuación ante la guerra civil.
Los países occidentales y sus aliados en Oriente Próximo hacen peso a la delicada oposición siria para que se sume a las propuestas conversaciones de paz, aunque Asad ha dicho que no dará un paso ante las demandas de la oposición de renunciar como una precondición.
Estados Unidos y Rusia afirmaron en mayo que convocarán una conferencia llamada "Ginebra 2" para intentar poner fin a un conflicto que ha traído la muerte de más de 100.000 personas y forzó a millones a abandonar sus hogares, pero se enfrentan a unos grandes obstáculos y aún no se ha establecido una fecha.
El secretario de Relaciones Exteriores británico, William Hague, anfitrión de una reunión de 11 países en Londres, manifestó que era vital que la oposición siria, respaldada por Occidente, participe en las conversaciones.
"Instamos a la Coalición Nacional a comprometerse plenamente y a liderar y formar el corazón de cualquier delegación de la oposición a Ginebra", dijo en una rueda de prensa.
Sin embargo, las facciones opositoras sólo quieren debatir la salida inmediata de Asad, quien dijo que no veía razones que le impidieran presentarse a una reelección en 2014.
"El sultán debe irse", dijo el jefe de la oposición siria Ahmed Yarba en el texto de un discurso, refiriéndose a Asad. "Ginebra no puede tener éxito y no podemos participar si esto le permite a Asad ganar más tiempo para derramar la sangre de nuestro pueblo mientras el mundo observa", agregó.