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La mitigación del cambio climático - el más acuciante desafío al que se enfrenta hoy el ser humano - tiene una influencia directa en el desarrollo sostenible de las naciones del mundo, así como en la supervivencia de la humanidad. A pesar del especial estatus que enfrenta Taiwán en la política internacional, nuestro Gobierno ha participado activamente en los esfuerzos globales para reducir las emisiones de dióxido de carbono y ha alentado a los ciudadanos a que contribuyan con estos esfuerzos. En 2010, nos comprometimos de manera voluntaria con la Secretaría de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC, siglas en inglés) y con la comunidad internacional a establecer una serie de objetivos concretos de reducción de emisiones. La comunidad internacional debería reconocer y tomar nota de las acciones de Taiwán, e incluirnos en la red mundial de mutua asistencia.
Entre nuestros esfuerzos por mitigar los efectos del cambio climático se pueden distinguir dos componentes estratégicos: la contención del fenómeno y la adaptación al mismo. En lo que respecta a lo primero, el Gobierno estableció a finales de 2009 el Comité de Conservación de Energía y Reducción de Carbono, que es el responsable de la formulación de un plan nacional para la reducción de emisiones. Este plan tiene como objetivo la creación activa de un entorno jurídico y una infraestructura de transporte verde, así como sistemas, comunidades e industrias de energía baja en carbono. Mientras tanto, Taiwán adoptó en 2012 las directrices para la adaptación al cambio climático, que abarcan un total de 8 ámbitos: desastres, infraestructura esencial, recursos hídricos, uso de la tierra, áreas costeras, suministro de energía, biodiversidad y salud.
Además, el Gobierno está de manera continua promoviendo la aprobación de un Proyecto de Ley de Reducción de Gases de Efecto Invernadero. Este proyecto, junto con el del Impuesto sobre la Energía –, el Acta de Gestión de la Energía y el Estatuto de Desarrollo de las Energías renovables, constituyen el marco legal para la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero en Taiwán.
El presidente Ma Ying-jeou ha señalado explícitamente que “el desarrollo de un medio ambiente caracterizado por las bajas emisiones de carbono y una alta dependencia de la energía verde” constituye uno de los cinco pilares del desarrollo nacional del Gobierno de la República de China (Taiwán), con el objetivo de transformar gradualmente Taiwán en una “isla baja en carbono y de energía verde”. El Gobierno también ha iniciado un agresivo plan para construir “una nación sostenible y baja en carbono”. Como parte de su plan, un total de 52 pueblos, 3 ciudades (Nueva Taipei, Taichung y Tainan) y un condado (Yilan) han sido seleccionados con el objetivo de fomentar entre los taiwaneses la participación activa en el desarrollo de tal nación. Mientras, el Gobierno está promoviendo un sistema de intercambio de baterías eléctricas para ciclomotores, un sistema de información geográfica para redes de rutas ciclistas y la implantación de vehículos híbridos. También planea reemplazar en las áreas urbanas todos los autobuses tradicionales por autobuses eléctricos, con la intención de establecer gradualmente una infraestructura de transportes baja en carbono.
Frente a los severos retos planteados por el cambio climático, los esfuerzos de Taiwán en los últimos años para reducir las emisiones de carbono han producido ya resultados concretos. De 2008 a 2012, el consumo anual de energía se ha reducido en un promedio del 0,1 %. Además, en 2008 las emisiones de dióxido de carbono procedentes de la combustión de carburantes bajaron por primera vez, y entre 2008 y 2012 estas emisiones continuaron cayendo en un promedio del 0,6% por año. Durante el 2012 la economía de Taiwán experimentó un crecimiento del 1,32%, y las emisiones de carbono bajaron en un 1,90%, lo cual demuestra que actualmente existe una relación inversa entre el crecimiento económico y las emisiones de gas de efecto invernadero.
El Gobierno de la República de China (Taiwán), ha buscado de manera activa el apoyo mundial para expandir su espacio en la comunidad internacional, y ha iniciado un diálogo pragmático y constructivo con China continental obteniendo resultados significativos. En 2009, países miembros de las Naciones Unidas invitaron por primera vez a Taiwán a participar formalmente en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) como observador, a la que hemos continuado asistiendo desde entonces. Y en septiembre de 2013 fue invitado a participar en la 38ª Sesión de la Asamblea de la Organización Internacional de Aviación Civil. Nuestra participación en estos dos organismos posee un gran significado simbólico y nos ha proporcionado un estímulo considerable. Esperamos que la comunidad internacional tenga en cuenta estos precedentes y permita la participación sustantiva de Taiwán en la UNFCCC.