La CIA ha estado haciendo la entrega de ametralladoras ligeras y otras armas pequeñas a los rebeldes sirios por varias semanas, después de la decisión del presidente Barack Obama de entregar armas a la oposición.

La agencia también ha dispuesto que la oposición siria tiene que tener armamento antitanque como granadas propulsadas por lanzacohetes a través de un tercero, probablemente uno de los países del Golfo que han estado armando a los rebeldes, aseguró un alto funcionario de la inteligencia estadounidense y dos exfuncionarios de inteligencia, quienes revelaron esta información bajo la condición de anonimato porque no tenían la autorización a discutir el programa secreto en público.

Los periódicos The Washington Post y The Wall Street Journal detallaron en un primer momento de la ayuda armamentística.

El máximo comandante rebelde, general Salim Idris, expresó a la NPR el jueves que los rebeldes no han recibido ninguna ayuda de Estados Unidos. La CIA rechazó comentar sus declaraciones.

Los funcionarios agregaron que la ayuda ha arribado desde hace más de un mes, la mayor parte a través de terceros, lo que explicaría por qué el comandante rebelde Idris no cree que Washington entregó directamente la ayuda. Los funcionarios explicaron que la ayuda se entregó a comandantes que han sido controlados por la CIA, y a las armas se les hace un seguimiento a través de personas de confianza en el país, aunque al final, una vez que están en manos de los combatientes, Washington pierde de vista donde llegan las armas.

Los rebeldes solicitan un mejor armamento antiaéreo para derribar los helicópteros del régimen sirio, pero los funcionarios explicaron que ni Estados Unidos ni los países vecinos de Siria, como Jordania o Israel, quieren que los rebeldes tengan armas que puedan caer en manos del grupo rebelde al-Nusra, con nexo a al-Qaeda, o puedan ser capturadas por los combatientes de Hezbolá que respaldan al ejército sirio.

El programa de la CIA es clasificado como encubierto, lo que significa que se informó a las comisiones de inteligencia del Congreso, pero no a sus comisiones de defensa. Eso explica por qué algunos legisladores de alto nivel de las comisiones de defensa se han quejado de que la ayuda letal no llegaba a su destino, dijeron dos de los funcionarios.