Los rebeldes separatistas respondieron, pero corrigieron su propia versión con el transcurso de las horas
Las autoridades ucranianas hicieron notar inicialmente que la responsabilidad estaría siendo acreditada de manera directa a las fuerzas misilísticas rusas.
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KIEV y MOSCÚ - Un avión de Malaysia Airlines, con al menos 295 personas a bordo, fue derribado por un misil en la zona de Donestk, este de Ucrania y cerca de la frontera con Rusia, después surgió un cruce de acusaciones entre Kiev y Moscú.
El Boeing iban con vuelo MH17 entre Amsterdam, Holanda, y Kuala Lumpur, Malasia, cuando fue arrasado a 10 mil metros de altura en los cielos del agitado este ucraniano.
Las recriminaciones cruzadas, primero velada y después explícitas, comenzaron rápidamente.
Las autoridades ucranianas hicieron notar inicialmente que la responsabilidad estaría siendo acreditada de manera directa a las fuerzas misilísticas rusas.
Después, apuntaron a los rebeldes filorrusos que pelean desde hace meses contra las tropas ucranianas en las regiones de Oriente, denunciando el hecho como "un acto terrorista".
Los rebeldes separatistas respondieron, pero corrigieron su propia versión con el transcurso de las horas.
Imputaron lo acontecido en un primer momento con un misil disparado por las fuerzas gubernamentales ucranianas desde tierra, pero luego lanzaron la hipótesis de que el Boeing 777 de Malaysia Airlines pudo quedar atrapado en una batalla aérea, impactado por error por un caza ucraniano o abatido por la artillería antiaérea de los insurgentes.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, estuvo entre los primeros que hizo escuchar su voz.
A través de un comunicado difundido en caliente, negó que las fuerzas armadas ucranianas pudieran haber "ejecutado disparos en condiciones de alcanzar un blanco en vuelo". En otra declaración, le pasó la pelota a las milicias filorrusas, evocando un "acto terrorista".
No obstante, una fuente rusa que fue citada por Interfax replicó que, a esa altitud, el avión malayo podía ser abatido sólo por misiles S-300 o Buk: sistemas sofisticados que, al menos en los papeles, tienen las fuerzas regulares ucranianas.
Empero, el vocero del Consejo Nacional Ucraniano de Defensa, Andrei Lisenko, insistió en las acusaciones a los insurgentes prorrusos, sosteniendo que ellos habrían disparado al avión por error mientras tenían en la mira un Iliushin-76 de transporte de la aeronáutica militar ucraniana.
El vocero agregó que los separatistas tendrían sistemas misilísticos avanzados, entre los cuales habrían sido avistados baterías Buk.
En sustento de esa tesis, Lisenko atribuyó a los rebeldes el derribamiento reciente de algunos aviones militares de carga ucranianos y de al menos un caza Sukhoi (atribuidos hasta ahora por Kiev a las fuerzas rusas).
Este elemento fue rápidamente destacado por el gobierno de Estados Unidos.
Los filorrusos, por su parte, niegan cualquier responsabilidad desmintiendo que tengan misiles Buk o cualquier arma que permita alcanzar blancos a 10.000 metros de altura.
"Tenemos sistemas en condiciones de alcanzar como mucho 5.000 metros", declaró el vicepremier de la autoproclamada república de Donetsk, Andrei Purghin. El derribo del avión malayo "ha sido una provocación de los militares ucranianos" le hizo eco el "premier" Aleksandr Borodai, avalando la idea de que el Boeing pudo ser confundido por las baterías de Kiev con un avión de reconocimiento ruso en cielo ucraniano.
Un alto oficial del Ministerio de Defensa de Moscú calificó todas las reconstrucciones de las autoridades ucranianas como "absurdas".
"Nos acusan de algo casi todos los días prometiendo presentar pruebas inconfundibles que, luego, se evaporan sin dejar rastros", dijo tajante el funcionario ruso a la agencia Ria-Novosti.
También aludió a la supuesta falta de profesionalismo del nuevo liderazgo militar ucraniano: "leyendo las biografías, no se precisa un gurú para entender que esta gente no tiene entrenamiento militar, ni experiencia práctica en el empleo de tropas de combate o de los sistemas de armas que pasaron a su comando".