Festival de Salzburgo por la fuerza de la cultura a 100 años de la primera guerra mundial
El desastre de 1914 es “una advertencia de que nunca se debe de minimizar el horror de la guerra y la bondad de la paz”
El certamen nació en 1920, cuando las ruinas de la Gran Guerra todavía humeaban.
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Regresando a sus raíces que lo fundaron ayer oficialmente se realizó el Festival de Salzburgo con una reivindicación de “la fuerza de la cultura” para promover el diálogo y la paz en recuerdo del inicio de la Primera Guerra Mundial el 28 de julio de 1914.
El certamen nació en 1920, cuando las ruinas de la Gran Guerra todavía humeaban, de la mano del poeta y dramaturgo Hugo von Hofmannsthal y el actor y director Max Reinhardt, como “un proyecto de paz”, recordó ayer la presidenta del certamen, Helga Rabl-Stadler.
La Gran Guerra, de cuyo inicio se cumplen hoy cien años, fue “un fracaso” que marcó la historia del siglo XX, y que arrastró a una “histeria belicista” incluso a gran parte de los intelectuales de la época, lamentó el presidente austríaco Heinz Fischer.
El mensaje de paz, recordó Fischer, no ha perdido actualidad, con un conflicto bélico en Ucrania, a menos de dos mil kilómetros de Salzburgo, así como por la violencia en Afganistán, Irak, Siria, y el más reciente entre Israel y Palestina.
El historiador australiano Christopher Clark, reconocido por su libro sobre la Gran Guerra Sonámbulos, fue el encargado de dar el discurso inaugural del Festival 2014.
El recuerdo de la guerra es el elemento común de tres nuevas producciones teatrales, que se presentarán en Salzburgo: Los últimos días de la humanidad , del austríaco Karl Krauss; El Don Juan vuelve de la guerra , del austro-húngaro Öd n von Horváth; y The Forbidden Zone , del británico Duncan Macmillan. Entre lo más destacado que se ha visto hasta ahora está el ciclo Obertura espiritual , creada en 2012 por Alexander Pereira, el director artístico del Festival de Salzburgo, cuyo objetivo es promover la tolerancia entre las religiones a través de la música.
Lanzó una advertencia sobre el resurgir de los nacionalismos radicales y un apasionado elogio de la Unión Europea (UE) como proyecto político.
“En Europa se construyó de las ruinas de dos guerras mundiales una estructura económica y de paz que es única en el mundo” y que, a su juicio, es “uno de las grandes logros de la humanidad”.
Recordó que el desastre de 1914 es “una advertencia de que nunca se debe de minimizar el horror de la guerra y la bondad de la paz”, para concluir que “la historia es la maestra de la vida”.