En algunos casos el consumo de marihuana se ha vuelto una práctica “de vida o muerte”, de acuerdo al reporte.
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En el último quinquenio el consumo de marihuana en Colombia incrementó hasta un 1 %, en tanto que bajó un 4 % el número de fumadores de tabaco, de acuerdo al Estudio Nacional de Consumo de Drogas, promulgado el pasado 3 de julio por el Gobierno.
El informe se desarrolló en 2013 con base de una encuesta hecha a 32,605 personas de entre 12 y 65 años que habitan en municipios que cuentan con más de 30.000 habitantes, y tiene como objetivo alcanzar a conocer los hábitos de consumo de alcohol y drogas.
El texto subraya que el "aumento significativo en el uso de cualquier sustancia ilícita", en la que se enmarcan la marihuana, la cocaína, el "basuco" (mezcla de drogas de baja calidad con polvillo de ladrillo, entre otros elementos), el éxtasis o la heroína.
Con respecto con este apartado, las personas que aceptan haber consumido alguna de estas sustancias en el último año fue un 3.6 por ciento, lo que se entiende en un ascenso de un punto porcentual con respecto a 2008.
El alza de este apartado contribuyeron especialmente los hombres de entre 18 y 24 años que están en las capas más bajas de la sociedad colombiana.
Pero si alguna unidad repuntó especialmente, fue la marihuana, que pasó de ser consumida por un 2.1 por ciento en 2008 a 3.3 por ciento cinco años después, y que para 439.630 personas ya es parte de una fuerte dependencia.
Consumo del tabaco disminuye
Por contra, el tabaco está a la baja por la disminución de nuevos fumadores, que ha reducido el número de consumidores totales un 4 %, hasta dejarlos en 3 millones de personas, es decir, el 12.9 por ciento de los encuestados.
Con respecto al consumo de alcohol, se incrementó en un 2 % en los últimos cinco años, hasta situarse en 35.8 por ciento debido a la mayor aceptación de este producto en mujeres entre los 18 y 34 años pertenecientes también a las capas más bajas.
El consumo de drogas y alcohol en Colombia constituye uno de los principales problemas del Estado, que reconoce que el 30 % de sus presos cumplen condena por tráfico de estupefacientes, en tanto que la ley seca, que prohíbe la venta de alcohol, es utilizada en periodos electorales o de agitación colectiva, como el Mundial de fútbol.
De hecho, el estudio, que es el segundo informe de este tipo que se desarrolla en el país, refleja el alcance del problema con las bebidas alcohólicas, que 2.5 millones de personas consumen de forma arriesgada o perjudicial, de las cuales 1.9 millones son hombres y 600,000 son mujeres.