Mohammad Qasim Fahim es el nombre del gobernante de Afganistán.
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El representante de la Secretaría General de Naciones Unidas en Afganistán, Jan Kubis, ha anunciado ayer domingo sus condolencias ante la muerte a causa de un infarto del vicepresidente del país y antiguo señor de la guerra, Mohammad Qasim Fahim.
"La familia de Naciones Unidas se une al Gobierno y el pueblo de Afganistán en su luto por la pérdida de Fahim", ha dicho, antes de trasladar sus "profundas condolencias" a la familia del fallecido vicepresidente, según ha informado la agencia afgana de noticias Pajhwok.
La salud de Fahim, quien se quejaba de una diabetes, se había deteriorado durante los últimos tres días. El Gobierno ha anunciado para los próximos tres días de luto nacional y que las banderas afganas de las instituciones se muevan a media asta durante ese período.
Fahim, nacido en 1957, era de la minoritaria comunidad tayika de Afganistán, frente a la etnia pastún que predomina en el país centroasiático y que lidera el presidente Hamid Karzai. El fallecido ya había desempeñado como ministro de Defensa durante el Gobierno de transición a principios de la pasada década, y posteriormente como vicepresidente desde 2002 a 2004.
La nueva oportunidad de Fahim para regresar a la vicepresidencia llegó en 2009, cuando Karzai le escogió como compañero de nominación en la carrera electoral a costa de duras críticas de organizaciones pro Derechos Humanos que recordaron el pasado de Fahim como señor de la guerra.
"Sería un paso atrás terrible para Afganistán que Fahim regresara al corazón del Gobierno afgano", apuntó hace cinco años el director para Asia de la ONG Human Rights Watch, Brad Adams. "Es uno de los señores de la guerra más destacados del país y sus manos se llenaron de sangre afgana durante la guerra civil", indicó.
La población afgana, según HRW, consideraba en esa época que Fahim seguía involucrado en "numerosas actividades ilegales relacionadas con la actividad de milicias armadas y la protección de bandas criminales y traficantes de droga". "La gente de Afganistán se merece algo mejor", apuntó Adams.