Jaruzelski, que padecía un cáncer de las glándulas linfáticas y pasó sus últimos días en cuidados intensivos
General Wojciech Jaruzelski.
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Varsovia - El último jefe de Estado de la Polonia comunista, el general Wojciech Jaruzelski, quien murió el domingo a la edad de 90 años, pasará a la historia como el hombre que impuso la ley marcial en su país en 1981, para tratar en vano de neutralizar al sindicato Solidaridad, de Lech Walesa.
Jaruzelski, que padecía un cáncer de las glándulas linfáticas y pasó sus últimos días en cuidados intensivos, murió en el hospital militar de Varsovia donde llevaba meses tratándose, indicó a medios periodísticos el portavoz del centro, Grzegorz Kade.
Personaje complejo, Jaruzelski fue también el primer dirigente comunista en Europa que abrió ocho años más tarde una transición hacia la democracia, que aseguraría el éxito total de Solidaridad, el primer sindicato independiente del bloque soviético.
El expresidente soviético Mijaíl Gorbachov saludó la memoria de un "hombre excepcional", que "no tuvo un destino fácil e hizo mucho por Polonia". "Fue un soldado, que combatió al fascismo con nosotros y se mantuvo fiel a su elección del socialismo", agregó el padre de la Perstroika, que dirigió la Unión Soviética desde 1985 hasta su final, en 1991.
Jaruzelski era "un hombre muy inteligente", señaló a su vez Walesa a la AFP, "de mucho humor" y a quien se "podía escuchar durante horas".
Con el rostro oculto la mayor parte del tiempo detrás de amplias gafas oscuras, la frente despejada, erguido y de apariencia rígida, el general Jaruzelski decía que "solo la historia sería justa" con él.
"Creo que no gozaba de la vida y sus pequeñas felicidades. El trabajo y la política fueron siempre prioritarios para él", escribió su hija Monika en un libro biográfico.
Decía que escogió en 1981 el mal menor para Polonia, salvándola de una invasión de las tropas soviéticas. Pero sus detractores afirman que la URSS, ya con problemas en Afganistán, no estaba dispuesta a intervenir.
Nacido el 6 de julio de 1923 en Kurow (este de Polonia), en una familia de la pequeña nobleza, Wojciech Jaruzelski se adhirió pronto al comunismo. A los 17 años, poco después de la división de Polonia por Hitler y Stalin en 1939, fue deportado a Siberia con toda su familia. Su padre murió allí.
El joven Wojciech ingresó, sin embargo, en el ejército polaco, formado en la URSS bajo la tutela del Ejército Rojo. Subió rápidamente todos los escalones de la jerarquía militar, al mismo tiempo que continuaba su carrera en el partido comunista polaco.
A los 33 años, se convirtió en el benjamín de los generales del ejército nacional. A los 37 años, asumió como responsable del departamento político de las fuerzas armadas, antes de tomar, en 1968, la cartera de Defensa, que conservó durante 15 años. Al mismo tiempo, pertenecía a la dirección del partido único POUP.
"Era ante todo un militar que amaba el rigor del ejército. Solía dar órdenes, que eran ejecutadas siempre de manera estricta", declaró a la AFP el historiador Andrzej Paczkowski.
Meses después del nacimiento de Solidaridad, en 1980, el general Jaruzelski encabezó el partido y el gobierno.
Acumulaba todos los poderes cuando, el 13 de diciembre de 1981, anunció a sus compatriotas la proclamación de la ley marcial. El sindicato Solidaridad fue declarado ilegal y sus militantes llevados a la cárcel.
En 1983, se abrogó la ley marcial y la presión empezó a aflojar poco a poco. La llegada al poder en Moscú de Mijaíl Gorbachov y la crisis económica obligaron al general a liberalizar el régimen en Polonia.
Su decisión de negociar con Solidaridad el futuro del país condujo en el verano de 1989, mediante unas elecciones legislativas semidemocráticas ganadas por el movimiento de Lech Walesa, a la caída del poder comunista.
Luego, en 1990, el general Jaruzelski renunció a su puesto de jefe de Estado, haciendo posible la elección a la presidencia de su rival Walesa.
Más tarde, en 2004, pidió perdón por la ocupación de Checoslovaquia en 1968 por las tropas del pacto de Varsovia, entre ellas las de Polonia.
Y, en 2005, se congratuló en unas declaraciones a la AFP de que Polonia perteneciera a la OTAN, que "es garante de nuestra seguridad" y a la Unión Europea, que otorga "una enorme posibilidad de desarrrollo".
En 2010, fue oficialmente acusado de "crimen comunista" por imponer la ley marcial, pero su estado de salud le impidió asistir a su juicio.