Una de las explicaciones es que el calor absorbido por las aguas de los océanos es que haya descendido al fondo.
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La temperatura promedio de las aguas frías de los océanos se ha detenido de estar en aumento desde 2005, lo que crea nuevas preguntas a los investigadores: ¿Por qué el calentamiento climático parece haber disminuido en los últimos años a pesar del aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero? Una de las hipótesis más interesantes hasta ahora para lograr una explicación es que esta paradoja es que el calor acumulado por los océanos ha ido a grandes profundidades.
Los científicos de la NASA, de la misión Jet Propulsion Laboratory (JPL) en Pasadena (California, oeste), estuvieron realizando un análisis de la temperatura de los océanos entre 2005 y 2013, sustentados en mediciones hechas con satélites y directamente en aguas oceánicas, con 3,000 boyas distribuidas por todo el globo terráqueo.
“Descubrieron que bajo los 1.995 metros prácticamente no hubo ningún cambio de temperatura durante este periodo”, señalaron en el trabajo publicado en la revista británica Nature.
A pesar de ello, “el nivel de los océanos continuó subiendo”, sobre todo por el deshielo del Polo Norte y en Groenlandia, apuntó Josh Willis de la misión JPL y coautor de la investigación.
No obstante, el experto estima que este fenómeno sin explicaciones no pone en duda la realidad del calentamiento global. “Estamos solamente tratando de entender este mecanismo”, añadió.
En el siglo XXI, los gases de efecto invernadero, entre estos del dióxido de carbono (CO2) producido por la combustión de recursos energéticos fósiles, se mantuvieron acumulándo en la atmósfera, como aconteció en el siglo precedente.
La temperatura de las aguas superficiales en los océanos (hasta 700 metros de profundidad) se mantienen aumentando, pero no muy rápidamente.
Un estudio que se publicó el 21 de agosto en la revista Science, ya se mencionó esta tesis, señalando que una corriente cíclica que se desplaza lentamente en el Atlántico y que moviliza el calor entre los polos, se aceleró a inicios del siglo XXI, precipitando que el calor sea absorbido por las aguas a 1,500 metros de profundidad.