Cerca de 200 académicos, médicos y deportistas participaron en el Simposio Vida Activa y Saludable de la Serie Científica Latinoamericana.
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"Llevamos más de un siglo con dietas diferentes y lo que más crece en el mundo es la obesidad y el sobrepeso", por lo que "la dieta no parece ser la respuesta", afirma la especialista argentina Mónica Katz, que sostiene que "prohibir, no sirve" en la lucha contra la báscula.
"La epidemia de la obesidad es uno de los fracasos más grandes de la sanidad del siglo XX", asegura Katz, directora de la especialidad de nutrición en la Universidad Favaloro y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición.
A su juicio, "informar no alcanza" y "prohibir no sirve", porque "el humano basa sus decisiones en el placer" y la dieta "prohíbe, propone abstinencia de lo que más te gusta hasta que bajes de peso, elimina y eso lo convierte en insostenible".
Katz apuesta por fomentar el "autocontrol" y "comer sin demonizar", porque "mucha restricción de calorías y eliminar o proponer restricción de alimentos por ejemplo de hidratos, en general se acompaña de mayor ganancia de peso".
"Simplemente dejar de hacer dieta sería un comportamiento que mejoraría la posibilidad de que mucha gente que tiene sobrepeso, no llegase a niveles de obesidad en el mundo", defiende la experta argentina.
Mónica Katz aboga por "manejarse desde la certeza, volver cotidiano lo más deseado" porque "la certeza disminuye el deseo y aumenta el control".
Propone incluso que los médicos prescriban alimentos como el chocolate para personas que lo soliciten y se muestra convencida de que, con prescripción médica de por medio, "no lo van a comer".
No obstante, reconoce que seguir una dieta es un "comportamiento muy común", porque responde a un "ideal de belleza" mundial que tiene "como eje la delgadez", pero insiste en que "no funcionan" porque apelan a un "patrón de comidas que no tiene que ver ni con lo almacenado por la persona como modo de comida de toda la vida ni con lo que comen sus amigos y sus pares, lo que come el mercado".
"Nosotros hemos armado una cultura donde el comer es un ilícito y un pecado capital y nos está trayendo problemas", denuncia Katz.
La especialista propone un diálogo intersectorial para buscar alternativas a este modelo social, con la participación de representantes de "nutrición, economía, educación, industria de la tecnología y de la industria del divertimento", porque las personas pasan hoy más tiempo viendo deporte que practicándolo.
Apuesta por "incentivos" o "premios" a las prácticas saludables, como rebajas en los costes de los seguros de vida o salud para las personas que practiquen deportes, o becas para ciudadanos que corran maratones y critica que los alimentos más saludables sean más "caros".
Cerca de 200 académicos, médicos y deportistas participaron en el Simposio Vida Activa y Saludable de la Serie Científica Latinoamericana.