Terrible terremoto en Nepal y hay nuevas réplicas
Una réplica de magnitud 6.6 sacudió la zona una hora más tarde
Redacción Central
En el Everest, los cadáveres de 17 escaladores fueron recuperados de la montaña el domingo después de verse atrapados en avalanchas. Un avión que transportaba a 15 alpinistas heridos aterrizó en Katmandú alrededor del mediodía hora local.
Foto Katmandú.- Fue terrible el terremoto que azotó Nepal el pasado Sábado. Se calcula su intensidad en 7,9 en la escala de Richter. Ayer Domingo unos médicos sobrepasados trasladaban cientos de pacientes a las calles de Nepal luego de varias réplicas que sacudieron hospitales y edificios ya dañados por un terremoto mató a más de 2 mil 400 personas y devastado el valle de Katmandú.
Gente enferma y herida yacía en una carretera polvorienta en las afueras de un centro médico de Katmandú, mientras trabajadores del hospital sacaban más pacientes del edificio en camillas.
Los médicos levantaron un centro de operaciones en una tienda y trasladaron a los más graves, tras un temblor particularmente grande que provocó que la gente saliera a las calles aterrorizada.
El temblor, de 6,7, de Richter provocó más avalanchas en los Himalayas y fue el más potente desde el terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter del sábado 25 de abril , ya de por sí el más fuerte desde el peor desastre causado por un seísmo en Nepal en 1934, cuando murieron 8.500 personas.
"Sólo tenemos un centro de operación aquí. Para poder dar tratamiento inmediato necesitaríamos 15 centros. Simplemente no puedo hacer frente", dijo Dipendra Pandey, un cirujano ortopédico, que agregó que había realizado 36 operaciones desde el sábado.
"Tanto hospitales privados como gubernamentales se han quedado sin espacio y están tratando a los pacientes fuera, al descubierto", dijo el enviado de Nepal a India, Deep Kumar Upadhyay.
Los países vecinos enviaron aviones militares cargados de suministros médicos, agua y comida. Pero había pocos signos visibles de organización de la ayuda y las agencias humanitarias luchaban por poder volar en helicópteros entre las nubes, con las réplicas que obligaban al cierre intermitente del aeropuerto de Katmandú y las carreteras estaban cortadas por los deslizamientos de tierras.
Los equipos de rescate cavaban con sus propias manos y apilaban cuerpos , mientras miles de personas se preparaban para pasar una segunda noche bajo la lluvia.
En el Everest, los cadáveres de 17 escaladores fueron recuperados de la montaña el domingo después de verse atrapados en avalanchas. Un avión que transportaba a 15 alpinistas heridos aterrizó en Katmandú alrededor del mediodía hora local.
"Otra, tenemos una réplica justo ahora. ¡Mierda!", dijo el escalador indio Arjun Vajpai por teléfono desde el campamento base de Makalu, cerca del Everest. "¡Avalancha!", gritó. Los gritos y el estruendo de la nieve podían escucharse a través de la línea telefónica mientras hablaba.
La réplica sacudió edificios en la capital de India, Nueva Delhi, y detuvo el metro de la ciudad.
"No hay forma de uno pueda prever la intensidad de las réplicas así que la gente necesita estar alerta durante los próximos días", dijo L.S. Rathore, director de la oficina meteorológica estatal de India.
"Hay mucha confusión en la montaña. La cifra aumentará", dijo Gelu Sherpa, uno de los heridos entre los trasladados a Katmandú. "Las tiendas han quedado destrozadas", dijo Sherpa, con la cabeza vendada.
Con el Gobierno de Nepal sobrepasado por la escala del desastre, India envió suministros médicos y personal de ayuda, mientras que China mandó un equipo de emergencia de 60 personas. Las agencias de ayuda dijeron que los hospitales en el Valle de Katmandú estaban desbordados y que les faltaban suministros médicos.
El oficial del ejército Santosh Nepal y un grupo de rescatistas trabajaron toda la noche para abrir un corredor en un edificio derribado en Katmandú. Tuvieron que usar picos porque las excavadoras no podían avanzar por las estrechas calles de la antigua ciudad.
"Creemos que todavía hay gente atrapada en el interior", dijo.
Entre los monumentos destruidos por el terremoto en la capital estaba la torre Dharahara, de 60 metros, construida en 1832 para la reina de Nepal, con un balcón que ha estado abierto para los visitantes durante los últimos 10 años.
Un fragmento puntiagudo era todo lo que quedaba de la estructura con forma de faro. Mientras los cadáveres eran sacados de entre las ruinas el sábado, un policía dijo que hasta 200 personas habían quedado atrapadas en su interior.
Los cadáveres todavía seguían llegando el domingo a un hospital de Katmandú, a donde el oficial de policía Sudan Shreshtha dijo que su equipo había trasladado 166 cuerpos durante la noche.
"Estoy cansado y exhausto, pero tengo que trabajar y tener fortaleza", dijo Shreshtha a Reuters mientras una ambulancia trasladaba tres víctimas más al Hospital Universitario Tribhuvan.
Los cuerpos se acumulaban en una habitación oscura, algunos cubiertos con sábanas, otros no. A un niño de unos siete años le faltaba medio rostro y su estómago estaba hinchado como una pelota. El hedor de la muerte era agobiante.
En el exterior, una mujer de 30 años que había quedado viuda sollozaba: "Oh Dios, Dios, ¿por qué te lo has llevado sólo a él? Llévame también con él".
Peter Olyle, de Save the Children, dijo que los hospitales en el Valle de Katmandú no tenían sitio para los cadáveres y los suministros de emergencia. "Se necesita una decisión del Gobierno para traer kits del Ejército", dijo desde Katmandú.
Algunos edificios en Katmandú se derrumbaron como castillos de naipes, otros se inclinaban en ángulos precarios, y los derrumbes parciales exponían salas de estar con muebles y objetos en estanterías.
Los miembros de los equipos de rescate, algunos con mascarillas para protegerse del polvo, revolvían entre montañas de madera hecha astillas y ladrillos rotos con la esperanza de encontrar supervivientes. Algunos usaban sus manos para llenar pequeños cubos blancos con suciedad y piedras.
El domingo, los supervivientes vagaban por las calles con mantas enrolladas, mientras que otros permanecían sentados en la calle con sus niños, rodeados de unas pocas bolsas de plástico con sus pertenencias.
El terremoto de 7,9 grados ocurrió al mediodía del sábado en un momento del año con gran afluencia de turismo por la temporada de escalada, con una estimación de 300.000 turistas extranjeros en el país, hogar de muchos lugares patrimonio de la humanidad.
La policía situó la cifra de muertos en Nepal en 2.460, y 6.492 heridos. Al menos 1.100 personas murieron en la capital, una ciudad de un millón de habitantes donde muchas casas son viejas, de precaria construcción y están apiñadas unas junto a otras.
Unas 66 personas murieron en la vecina India, país que ha enviado aviones militares a Nepal con equipos médicos y de ayuda. También dijo que había desplegado a 285 miembros de su Fuerza Nacional de Respuesta a Desastres.
En Tíbet, la cifra de muertos se elevó a 18, según un tuit de la agencia de noticias estatal china, Xinhua. Cuatro personas murieron en Bangladesh.
Había casi 1.000 escaladores y sherpas en el Everest en el momento de la primera avalancha, causando la mayor cifra de víctimas de cualquier desastre de montaña en el mundo.
Fotografías de los alpinistas en los medios sociales mostraban tiendas y otras estructuras en el campamento base del Everest aplastadas por piedras y nieve. Una de ellas mostraba una monstruosa masa de nieve y rocas descendiendo por la montaña.
Los helicópteros podían sobrevolar la zona el domingo por la mañana al levantarse las nieves, para evacuar a los heridos a menor altitud, desde donde estaban siendo trasladados a Katmandú.
Otros 100 escaladores que se encontraban en los campamentos 1 y 2, a más altitud, estaban a salvo, pero su camino de vuelta estaba bloqueado por los témpanos desprendidos.
El seísmo principal, ubicado a 80 km al este de la segunda ciudad del país, Pokhara, fue muy destructivo por su poca profundidad.
Hace apenas una semana, unos 50 sismólogos e investigadores sociales de todo el mundo llegaron a Katmandú, la capital de Nepal, a fin de dilucidar cómo preparar a esta ciudad pobre, congestionada, excesivamente urbanizada y con construcciones de mala calidad para que hiciera frente a un gran sismo como el que la arrasó en 1934.
Los expertos sabían que estaban en una carrera contra el tiempo, pero desconocían cuándo se materializarían sus temores.
"Era una especie de pesadilla que iba a ocurrir", dijo el sismólogo James Jackson, jefe del departamento de ciencias de la Tierra en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra. "Lo ocurrido física y geológicamente fue exactamente lo que habíamos pensado que sucedería".
Una réplica de magnitud 6.6 sacudió la zona una hora más tarde. Réplicas menores continuaron creando tensión.
Sin embargo, Jackson no creyó que el temblor de gran escala del sábado sucedería tan pronto. El terremoto de magnitud 7.8 dejó cuando menos dos mil muertos y amplia destrucción en muchas partes.
"Cuando recorrí a pie la misma zona a la que había afectado aquel sismo pensé de inmediato que habría problemas", dijo Jackson, científico en jefe de Terremotos Sin Fronteras, un grupo que intenta reforzar la capacidad de Asia para recuperarse de este tipo de desastres y que efectuó la reunión.
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