Foto PASLANG, Nepal.— Luego de 4 días después del terrible terremoto que azotó el sábado 25 de abril Nepal , los socorristas y entidades de ayuda llevaron alimentos al lugar donde fue localizado el epicentro del seísmo de 7,8 en la escala de Richter. Las cifras de muertos supera las 5 mil personas se estima.
Pero tomará tiempo que la comida y otros artículos de primera necesidad lleguen a los sobrevivientes en comunidades remotas que están aisladas por deslaves, advirtió Geoff Pinnock, responsable de emergencias del Programa Mundial de Alimentos.
"Eso no pasa de la noche a la mañana", explicó Pinnock desde la aldea de Majuwa, a unos 20 kilómetros (16 millas) de Gorkha, la zona desde donde se coordinan las labores de rescate para las áreas más afectadas por el sismo de magnitud 7,8 del sábado.
Cerca, cinco camiones cargados con arroz, aceite de cocina y azúcar estaban aparcados en un campo lleno de bananos y acacias, esperando a helicópteros que puedan llevar las mercancías a los puntos más remotos sacudidos por el temblor.
La agencia de alimentos de Naciones Unidas espera poder entregar pronto cargamentos de galletas energéticas en zonas sin suficiente agua para cocinar, apuntó Pinnock. Los primeros envíos con ayuda llegaron al distrito de Dhading, justo al este de Gorkha, agregó.
La policía nepalí dijo el miércoles que el número de muertos por el terremoto alcanzó las 4.989 personas. Otras 18 personas fallecieron a los pies del monte Everest en una avalancha, 61 más en India y la agencia de noticias oficial de China, Xinhua, reportó 25 decesos en Tíbet.
Más de 10.000 personas resultaron heridas en la tragedia, apuntó la policía, y varios miles más perdieron sus hogares. La ONU señaló que el desastre afectó a 8,1 millones de personas — más de un cuarto de la población del país, 27,8 millones — y 1,4 millones necesitarán ayuda en forma de alimentos.
"En circunstancias normales, el gobierno habría tenido la capacidad para responder a tal vez 10, 20 o 30.000 personas necesitadas. Pero si tiene que ocuparse de 8 millones como sucede aquí, se necesita algo de tiempo para equilibrarlo todo", dijo.
Los aviones cargados de alimentos y otro material han llegado de forma constante al pequeño aeropuerto de Katmandú, pero el proceso de distribución de ayuda seguía siendo bastante caótico y las autoridades nepalíes tenían problemas para dirigir el flujo de material.
Unas 200 personas cortaron el tráfico en la capital el miércoles para protestar por el lento ritmo de entrega de la ayuda. Los manifestantes se plantaron ante la policía y hubo algunas escaramuzas menores, pero no hubo detenidos.
Por otro lado, la policía detuvo a docenas de personas acusadas de saquear viviendas abandonadas, así como de sembrar el pánico difundiendo rumores sobre otro gran sismo. Veintisiete personas fueron detenidas por robar, indicó el oficial de policía Bigyan Raj Sharma.
Pero en un indicio de que la vida comenzaba a volver a la normalidad, los bancos en Katmandú abrieron durante unas pocas horas el miércoles y llenaron sus cajeros automáticos, dando acceso a efectivo a la población.
Miles de personas guardaban fila en estaciones de autobús el miércoles en Katmandú, esperando llegar a sus localidades natales en el campo. Algunos no tenían apenas noticias de sus familias y series queridos desde el sismo del sábado. Otros tenían miedo de estar tan cerca del epicentro, al noroeste de la capital.
"Espero entrar en un bus, en cualquiera que salga de Katmandú. Estoy demasiado asustado para quedarme en Katmandú", dijo Raja Gurung, que quería llegar a su pueblo en el oeste del país. "La casa junto a mi apartamento alquilado colapsó. Fue horrible. No he salido de casa en días. Prefiero irme a vivir con miedo en Katmandú".
Pero también hay noticias alentadoras: Rescatistas franceses liberaron a un hombre de las ruinas de un hotel de tres plantas próximo a la principal estación de autobuses. El sobreviviente, identificado como Rishi Khanal, de 27 años, dijo que había bebido su propia orina para sobrevivir.
Khanal había terminado de comer en un hotel en Katmandú y subió a la segunda planta cuando de pronto todo comenzó a moverse y a caer. Fue golpeado por la mampostería que caía y quedó atrapado con el pie aplastado por los escombros.
"Tenía alguna esperanza pero ayer me di por vencido. Mis uñas se pusieron blancas y mis labios se agrietaron... Estaba seguro de que nadie vendría a buscarme. Tenía claro que iba a morir", dijo a una agencia noticiosa internacional el miércoles desde la cama de un hospital, acompañado de su familia.
El sobreviviente dijo que se había quedado rodeado por gente muerta y había un olor terrible. Pero siguió golpeando los escombros que lo rodeaban y esto fue finalmente lo que hizo que un equipo de rescatistas franceses lo liberara, tras pasar 82 horas atrapado."Estoy muy agradecido", dijo.
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