La llegada del Papa Francisco está llena de esperanzas, por parte de los feligreses que estarán junto al Papa en una misa masiva. Se espera que más de 6 millones estén durante ese acto.
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Manila estuvo esperando por varias horas el arribo del papa Francisco, que llegó en el aeropuerto capitalino, en la primera visita de un pontífice a Filipinas de los últimos veinte años.
Las autoridades calificaron de una fuerte organización para tener blindada la capital: el último Papa que estuvo en Filipinas, Juan Pablo II, recorrió el riesgo de ser blanco de un atentado descubierto pocos días antes de su llegada, mientras Pablo VI fue herido por un agresor que se disfrazó de sacerdote para estar cerca de el.
“Esperamos al papa Francisco, así podremos ser bendecidos", dijo una persona de 60 años en espera del Pontífice cerca de la misión diplomática de la Santa Sede en Manila, donde Francisco estaría alojado durante su visita.
Por su parte, el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, pronosticó que la visita vendría a ser una ocasión de enriquecimiento espiritual para una población impactada por recientes desastres naturales, como el tifón Haiyan que dejo aldeas enteras en el 2013 destrozadas.
Pero el Papa es para las autoridades filipinas a su vez un desafío desde el punto de vista de la seguridad, por lo cual se crearon fuertes medidas que están en marcha con la llegada de hoy y para la misa al aire libre donde se estima la presencia de al menos 6 millones de fieles.
El gobierno ha desplegado unos 50 mil policías y soldados para hacer frente a eventuales amenazas y mantener al Papa a debida distancia de la multitud.
Para evitar que los fieles interrumpan la circulación del papamóvil, el recorrido de un kilómetro desde la base aérea donde aterrizó el avión del Pontífice hasta la misión diplomática esta blindado con barreras de cemento y por encima una red metálica.
Un cordón policial de protección se encuentra colocado ante la barrera a lo largo del recorrido.
Su visita vendrá con una connotación más fuerte porque se trata del país asiático que tiene una mayoría católica, donde el 85% de los 100 millones de habitantes practica esta fe.
El momento central de su visita ocurrirá en la isla de Tacloban, golpeada en noviembre del 2013 por el tifón Haiyan, dejando 8.000 muertos, 30.000 heridos, 15 millones de afectados y 500 mil casas destruidas. Según las estadísticas fue uno de los peores de la historia moderna. El Papa celebrará allí una misa, comerá con sobrevivientes e inaugurará un centro de ayuda financiado por el Vaticano.
En Filipinas Jorge Bergoglio también tendrá un encuentro con jóvenes, familias y autoridades, y celebrará una "megamisa" al aire libre que se supone podrá superará el récord de 4 millones de personas que registró en ese mismo lugar en 1995 Juan Pablo II.
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