El indígena aislado awá Irahoa y dos familiares establecieron contacto con una comunidad sedentarizada. La selva ha sido invadida por madereros, que han atacado a los awás en el pasado.
Foto © Madalena Borges/CIMI-MA Tres indígenas awás aislados han establecido contacto con una comunidad awá sedentarizada en el nordeste de la selva amazónica brasileña.
Según se ha informado, Amakaria, la lideresa del grupo, y varios familiares ya habían sido contactados por un equipo del Gobierno brasileño hace algunas décadas, pero decidieron regresar a una vida aislada en la selva.
No está claro por qué el grupo ha establecido contacto en esta ocasión. Sin embargo, un awá sedentarizado dijo a la organización brasileña CIMI: “Estaban rodeados por madereros. Escuchamos muchos ruidos provenientes de motosierras cercanas y de tractores abriendo carreteras para transportar la madera, y había muchos árboles marcados para ser talados. Entonces nosotros dijimos: ‘venid con nosotros, o de lo contrario los madereros os matarán’. Y vinieron con nosotros.”
Los awás no contactados, que suman alrededor de un centenar, están en peligro de extinción. Podrían ser aniquilados por la violencia que ejercen los foráneos que roban su tierra y sus recursos, así como por enfermedades como la gripe o el sarampión frente a las que no tienen inmunidad.
Desde el descubrimiento de hierro en la región en la década de los años 70 y el consecuente Proyecto Gran Carajás, financiado por el Banco Mundial, los awás han sufrido la masiva invasión de su selva. Madereros, colonos y terratenientes ganaderos ilegales se han trasladado a ella. Muchos awás han sido disparados por madereros mientras cazaban.
Vale, la empresa que explota la enorme mina de hierro de Carajás ubicada cerca de los territorios awás, trabaja para expandir la línea de ferrocarril que atraviesa la tierra de esta tribu. Los awás están en contra del proyecto y dicen que aumentará el nivel de ruido de la vía de tren, ahuyentará a los animales que cazan para sobrevivir y atraerá incluso a más colonos a su selva.
En enero de 2014, el Gobierno brasileño puso en marcha una operación masiva para expulsar a los madereros ilegales y terratenientes ganaderos del territorio central de los awás, a raíz de una campaña desarrollada durante dos años por Survival International, el movimiento global por los derechos de los pueblos indígenas y tribales.
Aunque la operación supuso un enorme éxito, el Gobierno brasileño no ha implementado íntegramente un plan de protección del territorio a largo plazo, por lo que se ha mantenido el riesgo al regreso de los madereros. Survival International está presionando al Ministerio de Justicia para que proteja la tierra como una cuestión de urgencia, y a que expulse a los colonos de los otros territorios habitados por indígenas awás, incluida la zona donde Amakaria y sus familiares establecieron contacto.
El director de Survival International, Stephen Corry, declaró hoy: “Todos los pueblos indígenas aislados se enfrentan a la catástrofe a menos que su tierra sea protegida, y la historia de Amakaria prueba que los awás no contactados viven al filo de la navaja. En 2014 la campaña de Survival presionó a Brasil a expulsar a los madereros de la tierra awá, pero es vital que este trabajo no se detenga. Si se quiere dar a los awás no contactados una oportunidad para sobrevivir, su tierra debe ser protegida debidamente”.
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