Esta imagen tomada por un reportero del diario La Verdad de Venezuela, demostró que en este país los productos de consumo están limitados.
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La importación de leche nicaragüense, a través de los convenios de los países del Alba, llega para cubrir la demanda de consumo. La cadena de red de Hipermercados y Abastos Bicentenario recibió el fin de semana el cargamento programado por el Ministerio de Alimentación para la red socialista.
En Bicentenario Sur de Maracaibo el arribo de empaques líquidos alborotó a los compradores, que desde la madrugada esperaban el horario de ventas matutina. Entre empujones y gritos se acumulaban en la entrada del centro comercial. Las santamarías abrieron parcialmente. Rodaban entre los usuarios listas donde asentaban quiénes pasarían primero a comprar cuatro litros de Centrolac, a 13,50 bolívares cada uno.
La impaciencia por ingresar se aceleraba al conocerse que “llegó aceite, dos litros por persona a 16 bolívares”, vociferó un hombre que lideraba un grupo de siete personas. Los compradores accedieron a un kilo de harina precocida de maíz a Bs. 12,40.
Trabajadores del hipermercado desestimaron la escaramuza entre clientes de Bicentenario. “Ya es costumbre que en la mañana quieran meterse todos”. El personal solo labora cuatro horas por las fallas en los equipos de aires acondicionado. “El nuevo presidente de la cadena aprobó recuperar los aires que están dañados. Este mes nos prometieron cambios”.
Mientras que en el sur de la ciudad la venta de alimentos escasos armó colas de familias. En el norte, la recepción de pañales desechables cubrió una tienda farmacéutica. Hacia el oeste, la colocación de detergente sacudió el polvo de las cajas registradoras y las máquinas capta huellas.
La distribución de productos a precios regulados no duró. En los anaqueles desaparecen los pocos inventarios que llegaron a inicio de año. A los usuarios de los supermercados privados y públicos se les prohibió tomar fotografías de las condiciones en las que están los pasillos de los productos esenciales.