Los niños son reprimidos en sus emociones y no pueden hacer las cosas que quieren en correspondencia a la ley natural del gusto como lo es el estudiar cuando ellos así lo desean.
Foto El doctor Leonel Ayala García, es fundador de los Grupos de Sicoterapia de la Línea del Doctor Ayala, GSA, que trata de problemas de la reestructuración de la personalidad para enfrentar problemas psicológicos diversos, se refirió a este problema social, en entrevista brindada al Diario LA JORNADA en el sitio de internet www.lajornadanet.com de Nicaragua en los siguientes términos:
LA JORNADA: Doctor quisiera saber sobre los efectos sociológicos por medio del cual a un niño o niña se le reprimen sus emociones. Nos gustaría que Usted nos ampliara en torno a esto.
Sí, lo que sucede, es que nosotros estamos bajo una estructura coaccionante. Somos esclavos del reloj, en consecuencia, esclavos del calendario. Y es por eso que se entiende que un niño, y, diré cualquier edad ya que no soy doctor en eso, que a los 5 años ,o, digamos a los 4, ya insisto que no soy docto, tenga que ir al jardín o prekinder, según el medio tiene diferentes nombres, entonces se forza al niño. El niño pueda ser que tenga deseos de ir pero también es cierto que cuando tenga una hora ya quisiera regresar a su casa, sin embargo, ya no puede hacerlo porque hay que esperar a que suene la campana. Ahí nos hemos divorciado de la ley del gusto. Estamos coaccionando al niño. ¿Porqué? Porque decimos entonces y establecemos la edad que va a sacar, por ejemplo, el sexto grado. Y qué importa que lo saque a los 14 o a los 12 años si al fin y al cabo va a vivir hasta que se va a morir. Pero por la esclavitud del tiempo que tenemos , por el tiempo que tenemos los humanos, coaccionamos al hijo por una o mil razones.
Concepto rústico de obediencia
Mencionaré otro sobre el concepto pero tan rústico que tenemos de obediencia. Yo cuando lo llevo un tanto en broma, un tanto en serio , digo, nosotros los humanos, tenemos un concepto de obediencia como el que tiene el zancudo con el paludismo. Como mínimo creemos que obedecer es hacer caso y no nos damos cuenta que nosotros obedecemos a las reacciones de nuestros hijos. El padre obedece al hijo y el hijo obedece al padre. Y si yo le pongo a usted un ejemplo al encontrarme a un padre que está de mal genio o enojado, como se entiende comúnmente, y yo le pregunto a qué se debe, a qué obedece que usted esté enojado, él me va a decir , es que mi hijo no ha ido a la escuela… ¡Ah¡ le voy a decir, es que entonces usted obedece a las actitudes de su hijo. No, me va a decir, yo soy el padre, él tiene que obedecerme a mí. Y, es evidente, que está obedeciendo a una actitud. Mire que concepto más pobre tenemos de obediencia. ¿Quién podrá sin ser obedecido obedecer? Todos quien quiere ser obedecido está obedeciendo pero por esa cosa tan rústica del pensamiento, tenemos una estructura social coaccionante sobre el niño, que queremos que el niño satisfaga nuestros propios caprichos. Y yo pienso por Dios Santo, y, porqué no nos dedicamos a nosotros a satisfacer su capricho si al fin y al cabo, el niño cuando nace , nace con temperamento y el temperamento es y debe ser caprichoso para su propia subsistencia. Debíamos de satisfacérselo pero estamos esperando que el niño satisfaga el capricho de nosotros.
Si nosotros al chico le satisficiéramos sus caprichos se saturaran su deseo de capricho, aprendería a conceder hacia la otra persona, o sea, a satisfacer el capricho de sus hijos cuando ya llegue el momento de tenerlo. Definitivamente hay una estructura subdesarrollada y tenemos que desarrollarla.
Educación que reprime emociones del niño desarrolla personalidad de hostilidad
Por otro lado, cuando a un niño se educa en un medio que por miedo reprime sus emociones eso, indefectiblemente, va a desarrollar en su personalidad, sensación de hostilidad. Debo de hacer un paréntesis para aclarar que hostilidad es una sensación interior que cuando se manifiesta esa agresividad, y, sigo adelante, también va a desarrollar en su personalidad sensación de indefensión. Va a desarrollar miedo y vergüenza al amor, complejos de culpa que se nota socialmente, porque es una persona que desarrolla envidia y menosprecio por los demás, esa persona, no tiene a su alcance el amor auténtico que consiste que la persona no rechaza al ser amado porque no le satisface sus caprichos.
Todo eso constituye, si lo llevamos a un solo conjunto, el odio reprimido. La naturaleza en su perfección no nos deja si opciones. Y nosotros podemos subyugar el odio reprimido a base de amor. Si así lo logramos, entonces, nos daremos cuenta, que todas las opciones que nos presenta la vida, todas son bellas y hermosas, porque parten de un principio del hecho de haber nacido, dijo el doctor Leonel Ayala García fundador de los Grupos de Sicoterapia de la Línea del Doctor Ayala, GSA.
NOTA DEL EDITOR: El diario La Jornada insta a los lectores a dejar sus comentarios al respecto del tema que se aborda en esta página, siempre guardando un margen de respeto a los demás. También promovemos reportar las notas que no sigan las normas de conducta establecidas. Donde está el comentario, clic en Flag si siente que se le irrespetó y nuestro equipo hará todo lo necesario para corregirlo.