Costa Rica es el destino que viajan miles de nicaragüenses mujeres a encontrar mejores ingresos, pero el resultado siempre es inverso.
Foto Tras una tesis que presentaron egresadas de la Universidad de Costa Rica de la carrera de sociología, revelaron que las inmigrantes de origen nicaragüense pasan “las duras y las maduras” trabajando como empleadas domésticas y de cuido de niños en el vecino país.
En sus labores las nicas tienen dos principales desventajas, una por ser mujeres y otra por ser inmigrantes, además de tener pocos estudios, pocos conocimientos, traduciendo esta circunstancia como dificultad en lograr otras oportunidades laborales, revela lamonografía.
La licenciadaen sociología Elena Chaverri manifestó que “todo ser humano tiene derecho a integrarse a la sociedad desde lo laboral y productivo, con oportunidades para desarrollar una vida cotidiana”, y el poco conocimiento se traduce en gran desventaja para insertarse en el mercado laboral tico, dijo.
“Emigran por referencias informales de amistades o familiares, con un vacío de conocimiento sobre normativa para incorporarse mercado laboral de países receptores. Eso genera una actividad laboral informal (en este caso Costa Rica), que las hace víctima mayor de vulnerabilidad de derechos. Las mujeres asumen doble carga o rol en el proceso migratorio, son madres y cuidadores, rol de proveedoras, una doble jornada laboral”, agregó Chaverri.
En Costa Rica no existe un registro oficial de la cantidad de domésticas, pero hay un estimado que son unas 180 mil mujeres que trabajan en esta área, de estas el 50% son ticas, 40% nicaragüenses y el 10% de otras nacionalidades. Son cifras extraoficiales que tiene la Asociación de Trabajadoras Domésticas.
El registro oficial de asistentes domésticas aseguradas en la Caja Costarricense de Seguro Social, de 2013, señala que en esanación trabajan 17 mil 809 mujeres, de estas 9 mil 395 son extranjeras, representando el 52.8% de la fuerza laboral de este sector.
Se sabe que en el caso de las nicaragüenses, miles no están inscritas a la seguridad social y a muchas sus jefes ni siquiera les legalizan su estatus migratorio
“Hay un aprovechamiento de sectores altos de la sociedad costarricense por mantener este trabajo en la informalidad, en un irrespeto de derechos de las mujeres migrantes”, “muchas veces se observa un abandono (de las mujeres) a su cultura como mecanismo defensa para no ser rechazadas ni discriminadas”, añade la licenciada en sociología Elisa Leiva.
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