El gobierno de Nicaragua espera la visita de un experto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Foto 17 muertes en Costa Rica, 9 de ellas en zonas del norte cercanas a Nicaragua, ese el saldo del AH1N1, el más letal de los virus de influenza que circula por algunos países centroamericanos, informó el Ministerio de Salud de ese país.
De los fallecidos, 7 han ocurrido en San Carlos, cantón del norte de Costa Rica, en la provincia de Alajuela, ubicado a unos 100 kilómetros de la zona fronteriza con Nicaragua, los otros ocurrieron en Alajuela; Cartago, centro; y San José, la capital; es decir, el virus circula por casi todo el país, todas ocurrieron en diciembre, pero los análisis de confirmación las ha realizado el Inciensa durante ese mes y los primeros días del 2016.
Fernando Llorca, titular de Salud, confirmó que el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) culminó el análisis con 3 de 5 muertes pendientes en estudios, las cuales dieron positivo con el virus.
De las últimas tres muertes, una ocurrió en Cañas, Guanacaste; 123 kilómetros al sur de Peñas Blancas, es la primera confirmada por este virus en esta provincia fronteriza con Nicaragua. Los otros dos fallecidos eran originarios de Atenas, centro del país; y Sarapiquí, en el Caribe norte, también fronterizo con nuestro país.
La presidenta ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social, María del Rocío Sáenz, indicó que casi todos los fallecidos fueron personas con factores de riesgo con bajas en sus defensas inmunológicas como obesidad, diabetes, cardiópatas, tabaquismo y hasta drogodependientes; cuerpos en los cuales el virus evoluciona con mayor rapidez y agresividad hasta causar la muerte.
Sáenz y Llorca han comentado que este año hay un comportamiento atípico del virus en cuando al tiempo, dado que generalmente el pico alto de enfermedades que se presentaba es entre septiembre y octubre; se atrasó hasta diciembre debido a la tardanza en la llegada de la época lluviosa por la sequía.
El protocolo de atención a enfermos por Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG) ha llevado a los hospitales a aislar a sospechosos de AH1N1, separar la atención en servicios de emergencias y hasta restringir visitas a enfermos.
“Se tiene establecido un protocolo para la atención de infecciones respiratorias, se cuenta con recurso humano comprometido y de alta calidad técnica, equipamiento, espacio físico, y tenemos los mecanismos para que en caso necesario, se refuercen los servicios”, afirmó Sáenz.
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