No hace mucho, ABC color publicó una serie de notas describiendo como el infierno en la tierra a la Nicaragua sandinista, país al que su protegido el clérigo presidente el sábado pidió perdón en nombre del Paraguay por haber acogido al dictador Anastasio Somoza Debyle, caído en desgracia con Washington a mediados de 1979 y posteriormente asilado en Paraguay.
Los sandinistas habían triunfado un año antes sobre el hijo del asesino de Sandino, y un comando del ERP tomaría venganza por cuenta del general de hombres libres en Asunción, con un certero disparo de Bazooka, el 17 de septiembre de 1980, en las mismas narices del dictador Stroessner.
La dinastía había empezado cinco décadas atrás, con Anastasio Somoza García, quien en 1925 participó junto al general Chamorro en la insurrección que llevó al poder en Nicaragua al Partido Liberal, homónimo del partido que aportó el electorado con el cual el clérigo presidente Lugo ganó las elecciones paraguayas del 20 de abril.
Al año siguiente llegaron a Nicaragua los marines y Somoza, que había pasado su juventud en Pensylvania (Estados Unidos), entabló estrechas relaciones con los invasores mediante su fluido inglés.
Entretanto el general de hombres libres, Augusto César Sandino fundaba el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional y enfrentaba tanto a las tropas estadounidenses de ocupación como a la Guardia Nacional. Los norteamericanos se retiraron en enero de 1933 sin poder derrotar a Sandino, y dejaron como capataz a Somoza García.
Somoza superó las expectativas tramando y ejecutando el asesinato de Sandino, materializado el 21 de febrero de 1934, emboscado en las calles de Managua luego de cenar con el presidente Bautista Sacasa, tío político del futuro dictador.
Sandino y sus generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor fueron conducidos a un predio baldío en las afueras de la ciudad (donde ahora es el barrio Larreynaga, pues Managua era más pequeña en ese entonces) y delante de una fosa común previamente excavada fueron asesinados por las balas y fusiles estadounidenses que portaba un pelotón de fusilamiento de la Guardia Nacional. Esto sucedía mientras Somoza asistía a un recital de poesías de Rubén Darío en el Campo de Marte.
Por la misma época se desarrollaba la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, de la que emergerían dictadores militares como José Félix Estigarribia, quien en 1940 impuso en Paraguay la dictadura pro-Washington y al igual que Somoza, con apoyo de Estados Unidos y como candidato del Partido Liberal. La dinastía de Somoza la continuarían su hijo y su hermano, la de Estigarribia los generales Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner.
En tanto en Nicaragua, Somoza gobernaba en nombre del Partido Liberal y por intermedio de sucesivos títeres, como Leonardo Arguello, quien perpetró un monumental fraude contra sus adversarios. Arguello no satisfizo las expectativas de Somoza, quien al mes lo reemplazó por Benjamín Lacayo Sacasa, quien llevaba el oficio en el primer apellido.
Unos meses después, Somoza hizo elegir por el congreso a su tío como presidente, aunque sin perder nunca su calidad de hombre fuerte desde que a la muerte de Román Reyes fue alternativamente presidente interino y ministro de Guerra y jefe de la Guardia Nacional.
Somoza García acabó sus día asesinado en la Casa del Obrero en la Ciudad de León, el 21 de septiembre de 1956, donde se celebraba una fiesta por el advenimiento de la primavera. Los guardaespaldas de Somoza a su vez respondieron con un nutrido fuego contra el agresor del dictador, el joven poeta Rigoberto López Pérez. Su solícito protector, el presidente Dwight Eisenhower le facilitó un avión para ser trasladado a Panamá, donde la anestesia general debido a su obesidad y diabetes, lo llevó primero a un coma profundo y después al otro mundo.
Uno de esos guardaespaldas que esa noche debía proteger a Somoza era Agustín Torres Lazo, quien luego devino en agente de la CIA y terminó destacado en Paraguay, donde reclutaría para las agencias norteamericanas, entre otros, al director de ABC Aldo Zucolillo, quien apoyó apasionadamente a Fernando Lugo durante las recientes elecciones paraguayas.
La iglesia católica honró a Somoza García declarándole príncipe de la religión y el Papa Pío XII envió dolidas bendiciones a la viuda, en tanto su hijo Luís recibía telegramas desde Washington diciéndole:"Estoy seguro que su padre hubiera estado muy complacido de saber que usted será su sucesor". Más adelante el poder omnímodo lo heredaría Anastasio (Tachito), quien acabaría sus días en Asunción.
Entre la cuantiosa fortuna que la dinastía acumuló con los años se contaban empresas y fincas como A. Somoza H. y Cía Ltda , Mamenic Lines , Líneas Aéreas de Nicaragua LANICA, Estación X , Plywood de Nicaragua S.A , Mercedes Benz (Dismotor) , Televisora de Nicaragua Canal 6 , La Fundadora , Hacienda Santa Julia , Hacienda El Tamarindo, Hacienda Las Mercedes , Las Vegas de Jalapa , Sociedad Morrillo , El Porvenir , Mansión El Retiro (actual sede del Instituto Nicaragüense de Deportes IND) , Hacienda Montelimar.
Sólo en Managua, Somoza Debayle llegó a ser dueño de 130 propiedades que incluían edificios, residencias y haciendas. En Paraguay, compró extensas propiedades que deberían haberse destinado a la reforma agraria, comprándolas al Instituto de Bienestar Rural que dirigía un representante de la Secta Moon, hoy también vinculada a la prensa oficiosa del Obispo.
Perdonar es el valor de los valientes, aunque pedir perdón no exige menos coraje.
El obispo Fernando Lugo lo hizo en nombre del Paraguay hace unos días por ofensas inferidas a Nicaragua por el dictador Stroessner, cuya familia lo apoyó recientemente para ganar las elecciones del 20 de abril. Ahora falta pedir perdón a los paraguayos por haberse sostenido en tantos protectores de Somoza, como sus financistas Aldo Zucolillo, los herederos del dictador, sus aliados narcotraficantes y la Secta Moon. |