Cada vez que la religión más grande que hay (la católica) tiene que elegir a su líder se reúne un concilio de cardenales, el cual tras varias votaciones secretas anuncia ‘habemus papam’.
En cambio, la potencia más fuerte que ha habido (EEUU) plantea tener la forma más abierta y participativa para elegir a su mandatario. Si en Occidente el Vaticano mantiene al único líder vitalicio, todopoderoso y teocrático, el de EEUU solo puede gobernar por uno o dos cuatrienios y bajo gran control de los poderes legislativo, judicial y mediático.
El Partido Demócrata, a su vez, puede clamar ser el más democrático de todos los que hay en el mundo pues en las internas para elegir a su candidato votaron más de 30 millones de personas. Mientras el último papa fue nominado en Abril 2005 por 115 cardinales en dos días de deliberaciones cerradas, los demócratas han tenido 5 meses de procesos electorales realizados en 56 circunscripciones con fechas y reglamentos disparejos.
Muchos cuestionan a las internas demócratas por no ser muy democráticas. Esto porque en medio año de enrevesadas campañas se requiere invertir cientos de millones de dólares (para lo cual hay que supeditarse al aval de grandes inversionistas) o porque al final puede que el perdedor (como hoy pasa con Clinton) haya reclamado haber logrado más votos directos que el ganador.
Hoy los demócratas podrán clamar ‘habemus candidatum’ pero Obama aún podría perder la presidencia aunque ganase las elecciones (tal como le paso a su compañero Al Gore contra Bush en el 2000).
Los hilos de Hillary
Hillary quiso ser la primera mujer que llegue a la presidencia de EEUU aunque ahora puede querer limitarse a pedir ser la primera vicepresidenta de esta potencia.
Su persistencia en la lid demócrata es una forma de presionar a Obama para que éste le haga concesiones a sus propuestas y a su liderazgo. Ella reclama haber aglutinado casi la mitad de los 35 millones de electores que participaron en las internas demócratas y tener una base social asentada en el electorado tradicional de su partido y en los obreros blancos y los latinos. Muchos de estos sectores declararon a encuestadoras que preferirían votar por McCain antes que por el afroamericano.
Un presidenciable suele optar por un vice que provenga de una región distinta a la suya, pero Clinton y Obama provienen del mismo noreste industrial y liberal. Según el expresidente Carter un ticket conjunto Obama-Clinton sería un desastre para ambos pues dada la fuerte confrontación entre ambos hay muchos partidarios del primero que no quisieran votar por una plancha en la que figure la segunda. Por todo ello y para evitar tener alguien quien le pise los talones Obama podría buscar otro compañero de fórmula que tal vez sería mejor que fuese un blanco del sur u oeste.
Empero, si él pone a la Clinton como su vice lograría consolidar la unidad de su escindido partido y evitar que ella esté tentada a torpedearle para que él fracase contra el septuagenario McCain y luego ella quiera asumir la candidatura demócrata en el 2,012.