Ello va de la mano con el desplome de la moneda y de la economía norteamericana. En 1979-80 las revoluciones anti-EEUU de Nicaragua e Irán hicieron que la onza de oro se disparara desde poco más de US$200 hasta poco menos de US$700. Esto luego se fue disipando hasta que en junio 1996 estos precios caen luego que el FMI vende muchos lingotes.
Cuando se inicia la crisis hipotecaria en Norteamérica muchos van corriendo al oro. En noviembre la onza de dicho metal estaba a US$800 y hoy ha crecido un 25% más.
Ahorrar en oro tiene altos costos de almacenamiento y seguridad, pero hacer ello es una medida a la que muchos acuden cuando cae el valor y los intereses bancarios de la principal moneda del mundo.
El dólar seguirá bajo pues Bush quiere evitar la recesión reduciendo los intereses y teniendo una moneda depreciada para poder exportar más e importar menos. Si antes muchas monedas latinoamericanas se devaluaban mucho ante el dólar, hoy ocurre lo inverso.