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OPINION
La Jornada
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Reflexiones sobre la autonomía de Santa Cruz
Hoy Santa Cruz daría un sí en el referendo autonómico mientras el presidente Morales y sus seguidores llaman a boicotearlo por considerarlo ilegal y separatista
POR ISAAC BIGIO
ACTUALIZADO 5 DE MAYO DE 2008

En los últimos dos años el chavismo fue logrando que llegaran al poder amigos suyos en Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Paraguay. Empero, su avance también genera resistencias y eventuales derrotas.

Mientras que en Venezuela Chávez perdió hace 6 meses su referendo y hoy su popularidad ya no es tan alta, se supo ayer que su mayor aliado en Europa (el alcalde de Londres Livingstone) fue removido del cargo por los conservadores, quienes anularían el convenio petrolero entre ésta (la mayor urbe de la UE) y Caracas.

Hoy Santa Cruz daría un sí en el referendo autonómico mientras el presidente Morales y sus seguidores llaman a boicotearlo por considerarlo ilegal y separatista. Bolivia profundizará su grieta entre su Oriente más cercano a un modelo económico tipo liberalismo occidental y un Oeste altiplánico que se inspira en algunas recetas del fenecido bloque oriental ‘socialista’.  

Santa Cruz quiere convertirse en un bastión del antichavismo en medio de una región en donde tanto su país como todas las repúblicas que le rodean tienen administraciones que van del centro a la izquierda.
 
Autonomías

Santa Cruz ha votado por su autonomía aunque La Paz boicotee ese proceso. Bolivia, tras haber sido el país más centralista de la región (quienes gobernaban cada uno de sus 9 departamentos no eran electos sino designados por el presidente) se va en una dirección opuesta. La única nación suramericana que ha perdido la mayoría de su territorio original ante sus 5 vecinos (y que por ello recuerda el caso de Polonia) hoy sufre fuertes tendencias centrífugas (que podrían convertirla en la Yugoslavia andina).

El nacionalismo camba afirma no querer dividir a Bolivia aunque si crear una autonomía tan grande que les permita evitar que el gobierno izquierdista regularice, quiera redistribuir las tierras o tener mayor control sobre el gas. Morales, Correa y Chávez acusan a EEUU de fomentar ‘separatismos’ en los principales contrapesos a sus capitales. Empero, estos mandatarios ‘socialistas’ pueden estar ayudando a sus rivales si no hacen ciertas concesiones a ciertas demandas des-centralistas que han calado en las poblaciones de Santa Cruz, Guayaquil y Zulia.
 
A fondo: Reflexiones sobre la autonomía camba

Las izquierdas suelen ser campeonas de movimientos de nacionalidades (como las de los vascos, catalanes, palestinos, etc.) o regiones (como varias en las serranías) que éstas consideran como ‘oprimidas’. Empero, la derecha también suele calar en algunas regiones que tienen tradiciones propias  autonomistas (como la costa atlántica en Nicaragua, Guayas en Ecuador, Zulia en Venezuela o el oriente en Bolivia). Si bien, ninguna de estas regiones tiene una historia como nación separada hay muchas características propias de ‘patria chica’, de diferenciación geo-cultural y de roces con la capital que tienen larga data.

En el caso camba las distancias con el altiplano tienen raíces. Hasta hace poco no había ninguna autopista pavimentada que conectase a La Paz con Santa Cruz. El oriente no fue parte del Incario, tiene un castellano muy distinto al ‘serrano’ y tiene una estructura social y cultural propia.

Una respuesta muy usual dentro de diversos socialistas consiste en acusar a los movimientos regionalistas cruceño, zuliano o guayaquileño  como instrumentos de la oligarquía y el imperialismo. Es cierto que las fuerzas pro-‘libre  empresa’ buscan impulsar y hegemonizar a éstos para debilitar a gobiernos que plantean nacionalizaciones o reformas agrarias o laborales.

Cuando los gobiernos socialistas rechazan todas estas demandas pro-autonomía y colocan a todo el movimiento de masas que hay alrededor de los regionalistas logran fortalecerse en sus bastiones geográficos (en el caso boliviano en el altiplano) pero también ayudan a empujar a los regionalistas críticos a la capital hacia los brazos de las fuerzas pro-mercado.

Evo Morales afirma que el referendo cruceño fracasó porque si se suma el menos del 40% de ausentismo con el 12%  de votos por el no y los nulos y blancos se llega a que una mitad de dicho departamento no aprobó el estatuto autonómico. Usualmente en todos los comicios la tasa de ausentismo no baja del 20% al 30% de los votos, y eso no implica que los que no votaron rechacen a los resultados.

Empero, con esos mismos datos Morales reconoce que la demanda por la autonomía si tiene apoyo popular en la zona más próspera de su república pues  al menos la mitad de los cruceños la apoyan.

Un político debe actuar de acuerdo a las realidades y no a sus propios deseos. Morales bien pudo neutralizar al regionalismo camba llevando como su vicepresidente a un oriental o buscando desde sus inicios combinar una reforma pro-autonomía con una agraria.

Hoy él tiene dos alternativas. Una es seguir una ruta como la que tuvo Lenin en la revolución soviética cuando él confrontaba la resistencia de otras naciones del imperio ruso (como Polonia, Ucrania, etc.) y en la cual él aceptaba la autodeterminación de éstas al mismo tiempo que lanzaba una radical redistribución de la propiedad para quebrar el poder de sus oponentes.

Otra es seguir el sendero del laborismo británico (partido que, al igual que Morales, tiene raíces sindicales) quien debe aceptar que en Escocia (en donde ha nacido Brown y Blair) exista un gobierno pro-independencia que tenga su propio sistema judicial y educativo y leyes sociales muy distintas al del resto del país. El laborismo no moviliza a la población de Inglaterra y Gales contra el nacionalismo escocés sino que trata de aceptar algunas medidas pro-autonomía al tiempo que busca socavar al separatismo. El resultado es que la mayoría de Escocia no secunda una secesión. 

Sin embargo, Morales no sigue uno u otro camino. Se niega a aceptar a la autonomía y no toma medidas contra lo que él llama la ‘oligarquía camba’ a quien presenta como instigadora del separatismo. Busca conciliar pero no lo hace de manera firme. Quiere aparecer como demócrata pero no quiere aceptar un referendo que le sea hostil.

Si Morales no toma un camino claro corre el riesgo de minar su base social en Santa Cruz y en la Media Luna, con lo cual su proyecto de abrir un largo periodo histórico ‘anti-imperialista’ en Bolivia puede irse quedando socavado.

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